“Usted es muy abeja” me dijo mi primo después de que le ayudará a resolver un ejercicio de matemáticas. “No, no soy una abeja” le respondí, pensando a que se refería a mi poco tamaño, cuando en realidad me quería decir que era muy trabajadora, algo que no dista de la verdad. Las abejas son muy laboriosas y su existencia es muy importante para la supervivencia de los ecosistemas y de los humanos. En este artículo te vamos a contar cómo se pueden plantear soluciones ambientales a partir de su existencia y de los productos que ellas elaboran.
Los apicultores, aquellos que trabajan de mano con las abejas
Juan Carlos Castañeda es el representante legal de Apiarios Castañeda, empresa que se dedica a elaborar y comercializar distintos productos como la jalea real, miel pura, propóleo y tintura de propóleo. La empresa es un legado familiar, según afirma Juan Carlos, ya que su padre se había dedicado a la apicultura desde 1970, así que Juan Carlos decidió seguir su ejemplo y empezó a comercializar los productos apícolas que fabricaban, fundando de esta forma su empresa y en el 2016 lograron ser parte de Negocios Verdes.
“Busquen actividades que contribuyan al medio ambiente” aconseja Juan Carlos. Escucha todas sus recomendaciones en el siguiente podcast que tenemos para ti.
La apicultura, alternativa económica y ambiental de futuro
Con apicultura nos referimos a la actividad de criar abejas con el objetivo de aprovechar los productos que ellas fabrican. Se observa entonces que toda esta actividad gira alrededor de las abejas, razón por la cual aparece la pregunta ¿cómo se crían las abejas? Éstas se encuentran en las colmenas, que consisten en tres cajas de madera, organizadas una sobre la otra; cada una tiene 24 cm. de alto, 51 cm. de largo y 43 cm. de ancho. La caja inferior es la cámara de crías, que es donde se encuentran los huevos que pone la abeja reina. Las otras dos cajas superiores son llamadas cajones de producción, puesto que allí se elabora la miel. Cada caja posee diez marcos de madera recubiertos de cera de abeja, para que las abejas realicen allí sus labores. El apicultor, quien está a cargo de todo el proceso, viste de overol blanco (a las abejas les molesta los colores rojo y verde), guantes de cuero, máscara negra y botas.
De todo este proceso, se pueden obtener varios productos, siendo uno de ellos es el propóleo, el cual es una sustancia viscosa elaborada por las abejas a partir de las resinas de los árboles y que se origina para reforzar la estructura de la colmena y prevenir enfermedades de las abejas dentro del panal. Para los humanos, el propóleo se considera un antibiótico y un antiviral natural, puesto que con éste se fabrican jarabes y otros productos derivados para tratar algunas enfermedades respiratorias y problemas gastrointestinales. Mirándolo desde otra perspectiva, las abejas son una fábrica farmacéutica que nos brindan productos naturales
En la siguiente imagen encontrarás todos los beneficios del propóleo.

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