“¡Eche!, Échele leche”. Con esa expresión solían iniciar los desayunos en mi casa. Allí no podía faltar la bolsa de leche, ya sea para acompañar un buen desayuno o para tomar onces con café, pan y queso. La leche es realmente indispensable. Pero, por otra parte, la leche hace parte de los productos derivados de la ganadería bovina; y sí, perjudica el medio ambiente, pero, ¿deberíamos dejar de consumirla para salvar al planeta?
¿Será culpa de la vaca? Los productos derivados de la ganadería son responsables de más emisiones de gases de efecto invernadero que la mayoría de las otras fuentes de alimentos. A continuación, se muestra una grafica de los kg CO2 emitidos por kg de carne de vacuno, leche, carne de cerdo o huevos, de la cual se puede concluir que el proceso de producción de carne de vacuno emite mayor cantidad de CO2 que los demás procesos., estamos hablando de que por cada kilogramo de carne que nos comemos, en valores acumulados estamos emitiendo 295 kg. de CO2 eq. Comparativamente hablando, por cada kilo de huevo estaríamos emitiendo 35 kg. de CO2 eq. Es decir, la diferencia es bastante alta.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura – FAO, el ganado representa el 14.5% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI) que producen las actividades productivas del ser humano. La ganadería bovina (carne de res, leche) es responsable de alrededor dos tercios de ese total. Si se tiene en cuenta que las cantidades de vacas para producir leche en América Latina y el Caribe (LAC) ascienden a 52 millones y en Colombia pueden ser 4 millones, se observa que la producción de los gases de efectos invernadero debido a esta actividad económica es alarmante. Entonces ¿tomar o no tomar leche?, ¿será esa la cuestión? Una de las formas que propone la FAO para reducir sustancialmente las emisiones de la actividad ganadera, es implementando mejoras en la alimentación y nutrición del vacuno, lo cual podría reducir las emisiones entre un 20% y 30% en todos los sistemas de producción. En el mundo se han realizado diferentes investigaciones que respaldan esta posición, siendo una de ellas de la Universidad Nacional de Colombia UNAL. Esta universidad comprobó que el sauco, después de ser conocido como diurético, laxante, expectorante, antigripal, antiinflamatorio, relajante y cicatrizante; se convertiría en un alimento idóneo para que los bovinos produzcan menos metano. Entonces, cambiar el alimento podría ser una solución, pero mejorar los sistemas de alimentación podría ser tener otra mirada a la situación.
Una posible solución: alimentadores inteligentes para el ganado
Pensando en que los animales se enfermaran menos y produjeran más leche, contribuyendo así a la dinámica ambiental, José Bestier Padilla Bejarano y Alejandro Jaramillo Ibarguon de la Universidad del Quindío, crearon una solución para optimizar la alimentación de las vacas. Un sistema de alimentación automático e individualizado para ganado bovino que permite una fácil operación de alimentación diaria, ahorro en costos de alimento desperdiciado y reducción del tiempo de alimentación, lo que conlleva a un mejoramiento en la calidad y la cantidad de la leche que cada semoviente puede producir.
José Bestier Padilla y Alejandro Jaramillo Ibagon, expertos en automatización y control, cuentan con una maestría en Ingeniería Electrónica, y gracias a sus conocimientos técnicos y a la relación que han tenido con la ganadería a lo largo de sus vidas, crearon esta innovación que daría respuesta a un problema de este sector. Pero, ¿cual habrá sido la inspiración para llegar a esta solución? En el siguiente podcast José Bestier nos cuenta un poco de su vida como investigador
Para construir esta innovación, José y Alejandro tuvieron en cuenta los sistemas que ya existían en el mercado, estudiaron sus ventajas y desventajas, para crear una solución única basada en las tecnologías de la información y comunicaciones – TIC. Las vacas, que se ponen a la moda, cuentan con un dispositivo en su oreja que permite que el sistema las detecte y reciba el código de identificación de cada una, después el sistema calcula las raciones de manera individual dependiendo de sus características; para la repartición de la comida también se tiene en cuenta la producción del día anterior y los días de lactancia. Es por esto que, una vez la vaca es ordeñada, los datos de producción deben suministrarse a la base de datos del programa para tener información completa tanto de alimentación como de producción de leche para cada semoviente. ¡Abracadabra! Pareciendo todo lo anterior algo Mágico, no lo es, ya que lo que se tiene es una sólida generación y procesamiento de datos de cada uno de los animales para así tomar las mejores decisiones en cuanto a su cuidado y alimentación.
La lógica de esta solución se basó en “más leche con menos vacas, y, por lo tanto, menos impacto ambiental por cada litro de leche”. Lo anterior debido a que al repartir de manera individualizada y automática la ración de alimento para cada una de las reses, se elimina la necesidad de entregar el concentrado manualmente, lo cual provoca que se dosifique excesiva o deficientemente al bovino dañando la producción de leche y que, por consiguiente, se tenga que desechar alimento no ingerido por el animal debido a una ineficiente distribución de los alimentos.
Pero, ¿si se podría implementar esto en el campo? Precisamente, lo que estos innovadores buscan es que la tecnología sea 100% adaptable, tan adaptable que cualquier persona pueda comprarlo. Por esta razón, actualmente siguen trabajando para establecer un costo de transferencia que permita a este sistema ser asequible económicamente para el empresario ganadero.
Una de las dificultades que se presentó con esta innovación fue el hecho de vender la necesidad de adquirirla. Según el investigador e innovador, en el momento que esta tecnología se pueda divulgar a todos los empresarios, ellos sin duda adoptarían el sistema a su proceso, precisamente porque mejoraría las condiciones productivas y es algo que realmente le interesa al empresario, ya que, si se mejora la producción, se mejora la economía.
¿Qué tanto podría contribuir esta solución a disminuir la contaminación proveniente de la producción de leche?
La ganadería siempre ha sido un tema de discusión; y no precisamente por la economía, sino por los impactos ambientales negativos que están asociados. He escuchado la pregunta ¿cuáles impactos? Se podrían nombrar unos cuantos: la tala de bosques para habilitar tierras de pastoreo, la pérdida de biodiversidad, la degradación de suelos y lo más común, la liberación de gases de efecto invernadero (GEI) a la atmosfera, como por ejemplo el óxido nitroso (N2O), dióxido de carbono (CO2) y metano (CH4).
También aparece la pregunta, relacionada con la consecuencia de estos gases en la atmósfera. Es conocido que la temperatura aumenta y este aumento conlleva al derretimiento de glaciares, a que la disponibilidad del recurso hídrico disminuya y que muchas especies desaparezcan. El metano, que se desprende de los excrementos resultado del proceso digestivo del ganado, es el más peligroso de los gases de efecto invernadero, ya que es 23 veces más contaminante que el CO2.
Todo esto se resume en una frase, que de hecho leí hace un tiempo y me gustó. “Ganadería sostenible agrada al cambio climático”. Ayudar a los empresarios a aumentar la productividad del ganado se convierte en una ganancia triple, ya que se mejora la calidad de vida rural, la seguridad alimentaria y se apoya una mejor resiliencia al cambio climático.
Queda entonces una terna de preguntas para responder en cuanto a la relación “leche – contaminación ambiental”. ¿Disminuimos nuestro consumo de leche? ¿alimentamos el ganado con diferentes alimentos que permitan generar menos metano en sus residuos? o ¿encontramos formas inteligentes de alimentar el ganado para asegurar nuestra alimentación? Quizás todas las aproximaciones sean válidas. Por ahora y con impulso, el Grupo de Investigaciones GIDET de la Universidad del Quindío seguirá buscando alternativas desde el uso de la electrónica y las comunicaciones para contribuir a tener un mejor planeta.
“Todos tenemos la capacidad de innovar” fue el mensaje que nos compartió José Bestier a raíz de su investigación, además nos contó un poco cerca de como promover la investigación a partir de la educación. Presta atención al siguiente podcast:
Entrevistado: José Bestier Padilla y Alejandro Jaramillo Ibagón.
Expertos en automatización y control.
Correo electrónico:
Periodista: Sharitz Daniela Mantilla
Conceptos claves:
- Agropecuario: Es la parte del sector primario compuesta por el sector agrícola y el sector ganadero o pecuario.
- Sostenibilidad: Promover el desarrollo social buscando la cohesión entre comunidades y culturas para alcanzar niveles satisfactorios en la calidad de vida, sanidad y educación.
- Gases de efecto invernadero: Son aquellos que forman parte de la atmósfera natural y antropogénica y los cuales contribuyen al aumento del efecto invernadero.
- TIC: Corresponde a las siglas de Tecnologías de la Información y la Comunicación. Hace referencia a las teorías, las herramientas y las técnicas utilizadas en la transmisión de información.
Palabras clave: Gases de efecto invernadero, ganadería sostenible, calentamiento global, contaminación ganadera, ganadería amigables, TIC