La revolución del agua está en Ekomuro

¿De dónde vienen las grandes ideas? A veces de las personas menos esperadas. Muy pocos creen que un joven de 14 años pueda desarrollar una innovación que revolucione el mundo, pero Ricardo Alba demostró que sí es posible ser un héroe del planeta, a pesar de ser muy joven.

Actualmente, Ricardo es un adulto de 28 años, pero aún tiene el entusiasmo que lo caracterizaba en su adolescencia. Durante el 2008, cuando cursaba octavo grado en el colegio Nacional Nicolás Esguerra (Bogotá), este joven se percató que habían muchas botellas PET acumuladas en el cuarto de recolección, ¡ya no cabía ni una más! Era necesario desocupar aquel cuarto antes de que ocurriese una avalancha de botellas que inundase su colegio, pero arrojarlas a la basura no era una opción viable.

Llenó de diversas emociones en su corazón, Ricardo le contó a su padre (que es arquitecto de la Universidad Nacional de Colombia) la situación, así que entre ambos empezaron a maquinar alguna idea que pudiese solucionar la situación. Muchas ideas revoloteaban en sus cabezas como mariposas inquietas en un prado de flores.

“¿Y si usamos las botellas para crear un calentador solar?” pensaron el padre y el hijo, ya que el primero siempre había tenido un gran interés por las energías verdes. Parecía una excelente idea, así que iniciaron la construcción del proyecto. 

No obstante, en medio de esto, se dieron cuenta de algo muy importante que cambiaría el norte de la idea. Se percataron que conectando todas las botellas se podía crear un mecanismo para recoger el agua lluvia, la cual era posible de usar en labores domésticas. “Esto no solo evita que las botellas vayan a la basura, también sería útil para las familias que no tienen servicio de agua”  pensaron los dos, y, en medio de este impresionante descubrimiento, tomaron la decisión de construir un muro de botellas PET, que llamaron muro cisterna.

En el 2009, padre e hijo se dirigieron hacia el colegio colegio distrital Luis Vargas Tejada, en donde trabajaba la mamá de Ricardo como profesora. Allí construyeron su primer muro cisterna con botellas PET, las cuales conectaron con tubos PVC. La tarea se realizó con ayuda de los estudiantes, a fin de que ellos también fuesen parte de la emocionante misión.

Después de eso, quisieron extender el uso de la innovación y así llegar a más personas. De esta forma, en el 2013 fueron hasta Cazucá (comuna de Soacha en Cundinamarca) una zona en donde las personas la tenían difícil para acceder al agua. Así que Ricardo y su padre construyeron quince muros cisternas, no obstante, en vez de usar PVC para unir las botellas, decidieron conectarlas entre sí con tapas, niples y amarres plásticos.

Querido alunático o alunática, puedes ver la siguiente imagen para conocer el impresionante Ekomuro.

Fuente: www.ekogrouph2o.com

Lo más impresionante es que en esta ocasión le agregaron un accesorio especial: el filtro SAWYER que, a través de un proceso de diálisis, potabiliza el agua lluvia para que las personas la puedan consumir, ya que el agua que cae del cielo no es potable. Por lo tanto, este filtro elimina bacterias y protozoos que pueden ser dañinos para la salud humana.

Fuente: www.sawyer.com.co

El nacimiento de Eko Group

A partir de la experiencia en Cazucá, se demostró que el muro cisterna era una alternativa económica y sencilla para llevar agua a las comunidades más vulnerables. Debido a esto, la solución ha sido replicada en más lugares, ¡hasta llegó a otros países como Guatemala, Honduras y Brasil!

Por lo tanto, en el 2018, Ricardo y su padre decidieron nombrar a este muro cisterna Ekomuro, al tiempo que realizaron nuevas mejoras al proyecto, como cambiar las botellas PET por garrafas de plástico reciclado con una capacidad de cinco galones cada una. Esto hizo que el Ekomuro fuese más eficiente, ya que, al principio se necesitaban 54 botellas para construir el muro (que podían almacenar 162 litros de agua), pero ahora solo se requieren ocho garrafas, las cuales pueden reservar hasta 200 litros de agua.

A pesar de estos cambios, el funcionamiento del Ekomuro sigue siendo el mismo que al inicio: el agua cae al techo y llega a un canal que está conectado al muro; posteriormente, el líquido baja por una de las columnas del Ekomuro, llenándose de abajo hacia arriba. Por último, las personas abren la llave que se encuentra en la parte inferior del muro para hacer uso del agua.

Aquí podrás ver una animación que te ilustrará más

A partir del exponencial crecimiento que tenía esta idea hecha realidad, Ricardo y su familia (ya que más adelante se le unieron su hermana y su mamá) decidieron crear Eko Group, una fundación que se dedica al cuidado del recurso hídrico a través de diferentes innovaciones, como el Ekomuro. De la misma forma, también realizan una labor social enseñándoles a las comunidades cómo hacerlo.

Así, este proyecto familiar ha sido la base para la creación de otras innovaciones que conservan el agua. Este es el caso de la Eko Ducha, una plataforma hecha de materiales reciclados que almacena hasta 50 litros mientras nos bañamos; esta agua (llamadas aguas grises) sirven para ser usadas en oficios varios. Igualmente, en Eko Group, a raíz de la pandemia, crearon el Eko Lavamanos (también hecho de materiales reciclados) con el fin de contribuir a la higiene de las personas en un momento tan crucial como lo fue la aparición del COVID-19.

Los retos del innovador

En medio de esta increíble encrucijada, Ricardo ha tenido que plantearse varias preguntas con respecto a la financiación de Eko Group. Ha sido complicado buscar una forma de obtener ganancias mientras se salva al planeta, pero no fue imposible, ya que nuestro protagonista encontró en diferentes empresas los aliados que estaban dispuestos a financiar la construcción de los Ekomuros. Un ejemplo de esto es el Aeropuerto Internacional El Dorado, quien aportó a la construcción de tres Ekomuros en la Alcaldía Engativá y zonas aledañas.

De la misma forma, trabajar en familia a veces también es un reto, ya que algunos problemas de la empresa pueden mezclarse con los inconvenientes personales de los miembros de la familia. Pero Ricardo ha logrado separar estos dos ambientes para que la empresa funcione y la familia siga siendo igual de unida a pesar de las discusiones.

Para enfrentarse a estos contratiempos es necesaria la sabiduría, la disciplina y el esfuerzo. Además de lo anterior, lo que ha impulsado a Ricardo a seguir construyendo Eko Group es la inmensa necesidad que hay para cuidar nuestro recurso hídrico y disminuir la generación de residuos plásticos.

Dos grandes problemáticas ambientales

Hay un par de inconvenientes a nivel ambiental que han sido muy graves para nuestro planeta, y comenzaré hablando del uso excesivo que le estamos dando al agua. No solo gastamos 100 litros de agua al día en promedio en nuestras actividades diarias (según la Organización Mundial de la Salud – OMS), sino que varias de las cosas que usamos requieren una inmensa cantidad de este líquido.

Por ejemplo, para obtener un 1 kilo de tela de algodón (con lo cual puede estar hecha tu camisa) es necesario el uso de 10.800 litros de agua, los cuales se gastan en el proceso de cultivo y durante su tratamiento (datos obtenidos de www.agua.org.mx). Adicionalmente, nuestros electrodomésticos también tienen una huella hídrica, tal como los computadores, puesto que para su fabricación se necesitan 37.800 litros de agua (de acuerdo con los datos obtenidos de www.gob.mx).

Sí sumamos ambos datos, obtenemos un total de…¡48.600 litros de este líquido! ¡con esto podríamos llenar una piscina mediana! Ahora, imagínate la cantidad de agua que se usa para el resto de nuestras cosas: celulares, zapatos, relojes, etc. ¡Podríamos llenar más de cinco piscinas olímpicas!

Si seguimos así, probablemente nos quedemos sin el preciado líquido, puesto que, según la Fundación Aquae, sólo el 0,007% está disponible para el consumo humano, que va disminuyendo debido a la contaminación.

Por otro lado, tenemos la contaminación de los plásticos, que es igual o más grave que el gasto excesivo del agua. De acuerdo con Greenpeace, al año se desechan 500 mil botellas de plástico, las cuales, en la mayoría de las ocasiones, terminan en rellenos sanitario, o, mucho peor, en los ecosistemas como los océanos, causando daños a la fauna marina, ya que las pueden confundir por alimento, lo que genera daños en sus sistemas digestivos.

Además, los plásticos pueden llegar al organismo humano. De acuerdo con la WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza) las personas consumen en promedio 5 gramos de nano plásticos a la semana, causando enfermedades tales como trastornos cardiovasculares, inmunosupresores, entre otros más. 

¿El final? ¡No hay final!

El planeta necesita personas con grandes ideas, por eso, Ricardo emprendió este camino a través de la conservación ambiental, con el fin de proteger a nuestro querido hogar llamado Tierra. De esta forma, el joven protagonista seguirá haciendo uso de su ingenio para crear impresionantes inventos que puedan salvar al medio ambiente.

Alunático y alunática, Ricardo necesita colegas en medio de esta travesía, así que te invitamos a que explotes tu imaginación y así crear ideas fantásticas que puedan proteger el futuro de la naturaleza.


Escrito por: María Lucía Sarmiento Rojas
Entrevistado: Ricardo Alba
Co-fundador de Eko Group

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