Muchos de nosotros hemos sufrido por culpa de los resfriados; más que los síntomas, lo más molesto es que suelen aparecer cuando tenemos algún actividad importante. Para todos es muy incómodo estar en una reunión y tener que estornudar cada cinco segundos o levantarnos a buscar el baño más cercano y, puede suceder, que éste esté ocupado. La solución para esto ha sido muy sencilla y es ingerir algún medicamento con el cual los síntomas desparecen en cuestión de minutos. Sin embargo, la mayoría de los antibióticos que ingerimos, después de ser desechados de nuestro cuerpo, llegan a los cuerpos de agua, afectando esto el ambiente debido a que los tratamientos actuales de aguas residuales no son lo suficientemente óptimos para degradarlos.
Carlos Fidel Granda es un ingeniero químico, PhD en ingeniería y que desde hace veinte años viene trabajando en mejorar los métodos de descontaminación del agua y especialmente, los residuos de fármacos y de laboratorios. Escucha el siguiente podcast para saber qué lo inspiro a comenzar esta labor que hoy ejerce en la institución universitaria Colegio Mayor de Antioquia:
La solución de nuestro innovador
Junto con su grupo de investigación, Carlos ha venido desarrollando un método de tratamiento de aguas residuales más avanzado que se basa en un concepto llamado fotocatálisis heterogénea, la cual consiste en degradar los elementos contaminantes que se encuentren en el agua a partir de la acción ya sea de la luz solar o de alguna luz artificial, preferiblemente ultravioleta. Suena increíble pero esto sucede de la siguiente manera. Al agua que contiene residuos fármacos, de laboratorio u otro tipo de contaminante, se le agrega un material sólido denominado dióxido de titanio (TiO2), que es un polvo blanco. Una vez se tiene el agua con este material, ésta es irradiada con luz ultravioleta bajo condiciones controladas de pH y en recipientes que favorezcan la distribución de la luz. Obviamente, la eficiencia del proceso de descontaminación depende también del grado de concentración del elemento contaminante, de la intensidad de radiación, del tiempo de exposición a la radiación y de la temperatura a la cual esto sucede. Este procedimiento provoca reacciones químicas que finalmente destruyen los contaminantes, convirtiéndolos en otros elementos menos nocivos al ambiente. El dióxido de titanio por su parte hace el papel de catalizador de las reacciones que allí suceden, es decir, es quien facilita que la luz solar degrade los elementos contaminantes.
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