En muchas ocasiones los proyectos o trabajos de clase se quedan ahí: en algo de la clase; pero ¿qué pasaría si alguien decidiera ir más allá y hacerlo realidad? Ese es el caso de Social RAEE, una empresa santandereana fundada en el 2015 que nace a partir de la tesis de dos bumangueses egresados de Química de la Universidad Industrial de Santander que va más allá de solo recolectar residuos electrónicos. ¿En qué consiste?
La historia detrás de Social RAEE
Freddy David Cediel Gómez y Diego Oswaldo Perez Acevedo se encontraban en búsqueda de un tema para su tesis de grado. Luego de barajar entre múltiples posibilidades y por sugerencia de su profesora, ambos decidieron cuantificar el mercurio que había en las lámparas fluorescentes compactas, es decir, aquellos bombillos blancos que cada día se usan menos para ser reemplazados por tecnología LED.
Ellos no quisieron quedarse allí y fueron más allá. Si ya estaban cuantificando el mercurio que había en aquellas lámparas, ¿por qué no buscar una solución a la problemática ambiental que estos residuos generan?
Con la nueva idea en mente debían buscar cómo capturar este mercurio, evitar que saliera al ambiente y enfrentarse a una problemática que recién empezaba a regularse en Colombia. Todo un reto si se tiene en cuenta que también había que dar a conocer el daño ambiental causado por la mala disposición de residuos.
La problemática de la mala disposición de los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE)
Muchas personas y empresas, al desconocer el proceso de disposición final de los RAEE, los desechan de forma inadecuada entregándolos a recolectores informales. “Las lámparas eran una partecita muy chiquita de una familia tan, tan inmensa que son este tipo de residuos” cuenta David. Los RAEE son todos aquellos residuos o aparatos que funcionan con electricidad, es decir, transmiten o generan energía, por lo que el reto era gigante: se enfrentaban a una familia inmensa de residuos que, incluso, pueden llegar a ser desconocidos.
Con esto en mente nace Social RAEE, una empresa que se encarga de la recolección, separación y clasificación adecuada de los RAEE y que no quería hacer lo mismo que otras empresas de su sector. “Normalmente una empresa va a donde el cliente, recoge los residuos y ya. Nosotros empezamos a darnos cuenta de que debíamos tener un diferenciador, hacer algo más”, comenta David.
¿Cuál es ese factor diferencial de Social RAEE? Con el modelo de recolección tradicional, las empresas que dan los residuos no obtienen ningún beneficio a cambio, sin embargo, con Social RAEE las empresas sí ven una retribución por entregar sus desechos electrónicos, algo que llamó mucho la atención entre los clientes que actualmente tiene la empresa.
Los beneficios que tiene entregar los residuos electrónicos a Social RAEE

El primer programa de beneficios con el que empezaron se llamaba “Devuelve tecnología y restaura tu huella”, el cual consistía en que, dependiendo de la cantidad de residuos que una empresa diera, Social RAEE plantaba árboles: entre más residuos dieran, más árboles se plantaban. “Mes a mes los residuos iban sumándole a la empresa, ellos veían que entre más nos entregaban podíamos darles más arbolitos”, recuerda David. En estas jornadas de siembra eran invitadas las empresas clientes, la Policía, el Ejército y la autoridad ambiental, quienes, en palabras de David, quedaban “súper contentos porque la experiencia de sembrar es algo muy lindo; es algo que hay que hacer al menos una vez en la vida”.
Social RAEE no daba un beneficio monetario por entregar los residuos, sino lo que denominan acciones ambientales. Estas hacen parte de los programas de Responsabilidad Social Empresarial, RSE, de sus clientes, y aunque estas jornadas eran una experiencia enriquecedora, había un problema: no había quién cuidara posteriormente de estos árboles y terminaban muriendo.
“No había un doliente”
La experiencia al momento de emprender nuevos proyectos es algo que siempre deja enseñanzas y oportunidades de mejora, y sin duda el caso de Social RAEE no fue la excepción. “Como no teníamos personas que estuvieran pendientes de los arbolitos, que los regaran y cuidaran, estos empezaban a morir. Ahí nos dimos cuenta de que necesitábamos un sistema donde se garantizara que los arbolitos se preservaran durante al menos 3 años”, comenta David.
Es así como nace la versión 2.0 de su programa: Acciones ambientales. Con esta nueva dinámica, las empresas no solo veían retribuidas sus entregas en árboles plantados, sino que ahora entraba en juego un componente ambiental y social mucho más amplio, robusto y pensado en el largo plazo.
En este nuevo modelo, las empresas reciben una determinada cantidad de puntos o acciones dependiendo de los tipos de residuos que entregaran a Social RAEE. Estos residuos se clasifican dependiendo si se pueden reutilizar, reacondicionar, o si, por el contrario, no generan nada de valor y debe dárseles una disposición final adecuada. Una vez pasa esta clasificación se les asigna un valor monetario que va sumando hasta completar $20.000 pesos: el valor de una acción ambiental, es decir, por cada $20.000 pesos en residuos, la empresa adquiere una acción.
El componente social de las acciones ambientales
En el primer programa la retribución iba exclusivamente a la plantación de árboles, sin embargo, con las acciones ambientales, la empresa puede decidir en qué las desea invertir. “Nosotros trabajamos con fundaciones aquí en el territorio que se dedican a la preservación y conservación de bosques. Por ejemplo, en el Páramo de Santurbán tenemos una alianza con Biocuencas, la cual trabaja con dueños de tierras que se encargan de cuidar los árboles que plantamos, árboles de alta montaña”, nos contó David.
Es así como Social RAEE da un paso para garantizar el cuidado de los árboles que se plantan y el impacto positivo va más allá de los árboles. Por ejemplo, si la empresa desea invertir sus acciones en el cuidado de la fauna, Social RAEE tiene alianza con una reserva natural llamada Cabildo Verde, ubicada en Sabana de Torres, una reserva natural que también rescata animales en cautiverio, los pone en tratamiento y, si están listos, los libera nuevamente, si no, se quedan con ellos dándoles los cuidados.
Por otro lado, si la empresa desea invertir sus acciones en algo netamente social, también es posible hacerlo. Por ejemplo, si un cliente está trabajando en algo más específico, como la construcción de un parque para una comunidad, y requiere de plantas o árboles, puede adquirirlas a través de sus acciones ambientales con Social RAEE quienes se encargan de cotizarlas y entregarlas al cliente. Es así como las empresas pueden invertir de múltiples maneras sus acciones adquiridas a través de la entrega de residuos, logrando un beneficio para varias partes.
Una nueva alternativa: los bonos de carbono
En caso de que una empresa no desee invertir sus acciones en algo específico, también tiene la opción de adquirir bonos de carbono. Estos bonos permiten compensar el impacto ambiental de las empresas en diferentes sitios, principalmente en la conservación de bosques.
En el caso de Social RAEE, los bonos son adquiridos mediante AGI Ambiental, y son destinados a proyectos de conservación de bosques en diferentes partes del mundo. En el Magdalena medio y bajo, esta empresa tiene un proyecto llamado Ruta Andina donde amparan las tierras de muchas personas, miden cuánto dióxido de carbono capturan los árboles en estas tierras, emiten los bonos de carbono y se venden, así las empresas pueden compensar su huella de carbono.
“Aquí hay un triple impacto, social, ambiental y económico, porque una vez que estos recursos son dirigidos hacia lo rural estamos motivando a que los campesinos tengan esa entrada, a que digan como bueno, yo protegiendo este bosque me estoy ganando la papita, un dinero extra”, complementó David.
Las enseñanzas que ha dejado Social RAEE
Por si fuera poco, Social RAEE también tiene un componente educativo con el que sensibilizan en gestión integral de residuos sólidos al personal de las empresas clientes o instituciones que los contratan para ello, enseñando el buen manejo de estos materiales, ya que todo este trabajo siempre va de la mano con la educación ambiental; sin esto, todo sería como una “mesa coja”.



Al preguntarle a David sobre las enseñanzas personales que le ha dejado este proyecto, nos comenta que “desde cualquier ámbito en el que uno esté, ya sea lo ambiental, lo artístico, lo científico, lo que sea; uno tiene que hacer lo que le gusta. Cuando uno hace lo que le gusta las cosas van creciendo con una satisfacción muy grande. Hay que soñar y dejarse llevar por eso que a uno le gusta”.
Actualmente, Social RAEE recolecta y procesa en promedio entre 10 y 15 toneladas de desechos electrónicos al mes, por lo que cada día surgen nuevos retos a los cuales hacer frente, ya sea en la recolección, la clasificación o la disposición de todos estos residuos. El trabajo de Social RAEE, por ejemplo, beneficia a una empresa que se dedica a la enseñanza de robótica en niños, y la cual acude a Social RAEE para buscar en esos residuos, elementos que puedan funcionar en la construcción de robots.
Para David, todos los días son como el primero: especiales y contentos. “Es lo que nos permite seguir enamorados, seguir confiando seriamente en lo que estamos haciendo. Cada vez que un cliente nos llama para una recolección, para un proyecto, cada vez que ganamos una convocatoria o cualquier cosa que dé valor a la empresa… yo creo que es la misma felicidad que cuando arrancamos esto”.
¿Imaginaste alguna vez todo el impacto que los desechos electrónicos podrían lograr de forma positiva en el planeta? Y mejor, ¿pensaste que su impacto también podría ser positivo en lo social y económico?
Entrevistado: David Cediel Gómez
Fundador de Social RAEE
Escrito por: Santiago Albarracín Angarita (Equipo ALUNA).
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