Adiós a los textiles tradicionales: con hilos de plátano se teje un nuevo planeta

Hace mucho tiempo me encontraba viendo Instagram tratando de mantenerme al tanto con lo que está de moda, sin embargo, después de haber procrastinado durante hora y media y haber visto muchos videos de compras masivas de ropa, no pude evitar preguntarme… ¿Todo este consumismo desmedido es realmente necesario?

Recordemos que, en la actualidad, los textiles son un material indispensable, los encontramos en el último sweater de moda o en el bolso más viral en redes sociales; pero aquella desesperada necesidad de expandir nuestro armario nos ha llevado a consecuencias terribles. Esa moda rápida que, aunque ofrece variados estilos a bajos precios, también es una gran amenaza para el medio ambiente.

Un emprendimiento visionario

Nuestra protagonista de hoy es Listbina Becerra Rengifo, una mujer huilense con muchas ganas de emprender, que logró hacerle frente a este problema desde el municipio de San Agustín con Libertejidos. Esta es una empresa que se dedica a la fabricación de hilaturas y textiles a partir de materia prima biodegradable, como lo es el tallo del plátano.

Curiosamente, a pesar de ser un recurso abundante, la corteza del plátano es poco explorada y aprovechada en Colombia. Muchas veces se emplea para abono, o simplemente se quema. Pero en su interior hay un dorado tesoro: la fibra.

Por sus propiedades únicas, esta fibra tiene un gran potencial creativo que puede ser perfeccionado en la elaboración de nuevos productos que tejan lazos de generación en generación.

¿Quieres saber cómo se transforma el tallo del plátano en atractivas artesanías? Presta mucha atención… este podría ser el mayor secreto de las mujeres de la familia Rengifo.

Para la elaboración de sus productos, el primer paso es cortar el tallo de plátano. Luego, se extrae la fibra con un machete sin filo y una tabla enterrada al piso.

El siguiente paso es lavarlas y tinturarlas, para ello se hierve agua con tintes naturales como el nogal, la cáscara de café, el achiote, el acre y el índigo. Este proceso es muy fácil, ya que, las fibras absorben y conservan muy bien el color, después de ser sumergidas.

De ahí “se peina” con delicadeza para quitarles la hemicelulosa usando un cepillo lleno de mantequilla para que se deslice con facilidad por las fibras y, al mismo tiempo, darles un tratamiento de grasa. Posteriormente se dejan secar para comenzar el hilado y empezar a tejer los productos en un telar tradicional.

Más allá de este proceso, Libertejidos se destaca por reflejar el estilo y la personalidad de cada tejedor a través de cuatro líneas de productos: una de hilos, otra de textiles en la que se encuentran ruanas y telas; otra línea de accesorios que incluye sombreros y mochilas; y una de cojines y tapetes para el hogar.

Si hasta aquí te ha parecido genial, déjame contarte otro dato que te sorprenderá… Listbina y su equipo han desarrollado papel a base de esta materia prima, ¡hasta sus empaques son eco amigables! ¿Cómo lo hacen?

Primero, la fibra que se desprende del peinado se pica en pequeños trozos. Después de tres meses, esta materia se descompone en material macizo y se mezcla con otros ingredientes.

Los nudos en el camino

Listbina nos cuenta que uno de los principales desafíos que enfrentó al crear su emprendimiento fue reunir los recursos económicos necesarios para adquirir las máquinas que agilizarían la producción en su planta. Dado que la falta de confianza de los bancos en los negocios pequeños y la escasez de opciones de crédito asequibles se han convertido en obstáculos significativos para los emprendedores que buscan hacer crecer sus empresas.

Las adversidades no han logrado opacarla. Ella se mantiene firme… Fuerte…Con la cabeza y el corazón plenos de ilusiones. Ahora, pasadas un sinfín de adversidades, concentra todas sus esperanzas en que su iniciativa siga creciendo y abriendo más y mejores oportunidades para ella, su familia y, por supuesto, las madres cabeza de hogar que están a su lado y la acompañan en su lucha.

Casi un siglo de tradición

La familia Rengifo ha vivido durante siglos en el municipio de San Agustín cerca del Estrecho del Magdalena, donde han sido propietarios de una finca desde hace cinco generaciones.

Al principio la familia trabajaba con las fibras de fique y lana de oveja. Pero, un día, la bisabuela de Listbina, María, vio cómo un pajarito conocido como curillo usaba hábilmente su pico para extraer unas brillantes fibras largas de un pseudotallo de plátano y usarlas para construir su nido. Esto lo hacía raspando el tallo de la planta de plátano, a menudo considerados residuos agrícolas. María quedó intrigada y comenzó a extraer esta fibra y probar con ella.

Pero no fue hasta que su nieta, Clelia Rengifo, decidió aplicar este conocimiento y material en la artesanía. Después de investigar y perfeccionar la técnica de extracción de la fibra, quiso presentar un nuevo producto para vender en las pequeñas ferias artesanales que hacían en Obando en Huila. Fue entonces que elaboró y se llevó un morral que en ese primer intento parecía hecho de fique sucio.

Después de un tiempo se dio cuenta que su prenda de fibra de plátano era propensa a ser comida por los insectos y desde entonces inmunizan con ají. Sorprendentemente, Clelia fue descubriendo de manera empírica, la forma más eficiente de procesar la fibra y le enseñó todo a sus siete hijos. Hoy, Listbina, Rosario y Héctor portan con orgullo el legado de su madre y la mantienen viva a través del trabajo.

Listbina nos contaba que aprendió esta labor desde los 10 años y que en esa época no le gustaba. Incluso una amiga le preguntó: ‘¿Quiere trabajar en un salón de belleza?’ Ella le contestó que sí y trabajó en ese campo durante seis años. Pero, un día, su mamá la invitó a una feria. Se fueron para Corferias en Bogotá y allí comprendió que este arte corría por sus venas e intuyó que se convertiría en una de las pioneras en el uso de esta fibra natural.

Y el sueño se le está cumpliendo. Ahora tiene en sus manos una oportunidad para continuar con el trabajo de su mamá, además de seguir impulsando a mujeres que, al igual que ella, son madres cabeza de familia y necesitan una alternativa para avanzar junto a sus hijos.

Recientemente, logró aprovechar el desperdicio de la fibra de plátano cuando se peina para producir papel de la fibra. Listbina dice que siente pasión por el trabajo artesanal, y que uno de sus mayores deseos es poder compartir sus conocimientos y sus dones con quienes lo necesiten.

El llamado ecológico

Debemos entender el impacto ambiental que causa la producción textil tradicional en el planeta y como iniciativas como la que se cuenta en este artículo contribuyen como esfuerzos para mejorar la condición actual. Según la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UASEP), durante el 2021 solo en Bogotá se dispusieron más de 147.000 toneladas de textiles en el relleno sanitario Doña Juana, lo equivalente al peso de 816 ballenas azules o 24.500 elefantes africanos adultos.

Además, de acuerdo con cifras del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, fabricar un jean requiere 7.500 litros de agua, lo que saciaría la sed de una persona durante siete años.

Por otra parte, y siguiendo con los datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, cada año se vierten en el mar medio millón de toneladas de microfibra, lo mismo que 50.000 millones de botellas de plástico. El peligro está en que las microfibras no se pueden extraer del agua y pueden afectar las cadenas alimenticias de la vida marina.

En contraste, los productos en fibra de plátano se muestran como una alternativa más sostenible al ser biodegradables y aprovechar un recurso considerado como desecho.

De esta manera, la fibra de plátano se integra a la economía local a través del trabajo artesanal para convertirse en la manifestación de la creatividad de muchos artesanos y la fuente de sustento para muchas familias. Sus productos son parte del patrimonio histórico y legado de sus ancestros, hechos a mano, con fibras naturales que tocan el corazón de cada colombiano y extranjero que visita la región.

Tomando como inspiración la creatividad de Doña Listbina de realizar cambios que beneficien al medio ambiente, tú también puedes contribuir desde tu hogar como la reutilización de materiales, fomentando la educación ambiental en tu familia y apoyando negocios sostenibles como Libertejidos.


Entrevistada: Listbina Becerra Rengifo
Fundadora de Libertejidos
Escrito por: Susana Toloza (Semillero ALUNA)

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