¡Las montañas son imponentes, majestuosas y hermosas!, y espero no ser la única que se hipnotiza con su belleza. Sin embargo, hay unas que me preocupan: las gigantes montañas de ropa y residuso que se desperdician en las fábricas de ropa; ¡pueden llegar a ser más inmensas que el monte Fuji! pero es claro que no pueden llegar a ser igual de magníficas, al contrario, causan pavor a cualquiera que las vea.
Sergio Revollo (economista de la Pontificia Universidad Javeriana) trabajó durante un tiempo en el área comercial de moda en Falabella y fue testigo de la gran cantidad de residuos textiles que se perdían; Sergio estaba aterrado por aquellos gigantescos tumultos de ropa, tanto, que se propuso a hacer algo para cambiar esta situación. Por esta razón, hace dos años y medio Sergio decidió empezar su sueño para mejorar el mundo: Cíclico, con el fin de mitigar el daño ambiental que provoca la industria de la moda.
¿Quieres conocer más sobre esta historia? Acompáñanos en la travesía que realizó Sergio para levantar lo que es ahora su empresa de moda sostenible.
Primero hablemos de la otra cara de la moneda de la moda
“¿Cómo se te ocurre que me voy a poner una camisa más de dos veces?” es algo que muchas veces he escuchado decir de manera despectiva, como si repetir una prenda fuese casi un insulto. No niego que es genial tener en nuestro armario bastantes opciones para vestir, pero esto es un gran problema sino tenemos en cuenta las consecuencias que acarrea la producción masiva de estas prendas. De acuerdo con la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo, en la industria de la moda se utilizan alrededor de 93.000 millones de metros cúbicos de agua, los cuales contienen diferentes elementos tóxicos que llegan a las fuentes de agua y generan enfermedades y muerte a las especies de fauna y flora acuáticas.
Además, de acuerdo con datos ofrecidos por el Banco Mundial, en todo el proceso de la producción de un solo jean, por ejemplo, se generan y se lanzan a la atmósfera alrededor de 33,4 kilogramos de carbono, uno de los principales gases de efecto invernadero, ¡imagínate multiplicar esta cantidad por todas las prendas que se producen cada año! Una inmensa carga contaminante llega a nuestra atmósfera solo por esta actividad. Estas emisiones se deben a que la mayoría de las fibras sintéticas que componen nuestros atuendos (poliéster, nylon o spandex) están fabricadas con combustible fósil, requiriendo más energía que las fibras naturales.
Por otro lado, hay una acelerada producción de las vestimentas, lo cual es consecuencia de dos aspectos: baja calidad en la ropa y el rápido cambio de las tendencias. La primera circunstancia se da porque la vida útil de las prendas es muy corta; pierden color y se desgastan en poco tiempo. El segundo factor consiste en que los diferentes diseños y estilos quedan obsoletos en cada temporada: en primavera el “boom” pueden ser las minifaldas pero en verano los pantalones anchos serán los protagonistas.
¿Cuál es el rumbo de las prendas que ya no se usan? En algunos casos, la ropa es donada a familias vulnerables y en otros (casos muy excepcionales) se reutilizan, no obstante, el principal destino son los vertederos, que acumulan una gran cantidad de residuos que contaminan a la naturaleza y perjudican a la salud humana, ya que, en muchas situaciones, los residuos, liberando sustancias químicas al agua o al aire, afectan la calidad de vida.
Aparte de todos estas situaciones difíciles (sí, hay más), la industria de la moda también contribuye a la degradación de los suelos, puesto que la crianza de ovejas y cabras (de las cuales se obtiene su lana) requiere un pastoreo excesivo que va deteriorando el suelo. Por otro lado, también tenemos la siembra de algodón para la extracción de fibras textiles, haciendo que esta planta se convierta en un monocultivo que necesite grandes cantidades de agroquímicos que afectan de forma negativa al suelo.
En la siguiente imagen podrás ver todas estas problemáticas de forma resumida.

Actualmente, la gente compra más ropa que antes, por las razones que hemos mencionado con anterioridad: la ropa es barata y de mala calidad. De acuerdo con los últimos datos ofrecidos por Raddar (sistema de información de consumo) en el 2019 una persona en Colombia compraba en promedio 28 prendas cada año, en este caso, serían más de mil millones de vestimentas que se adquirieron en el país.
Y con estos datos uno se pregunta varias cosas: ¿cuánta cantidad de agua se destinó para fabricar estas mil millones de prendas? ¿cuál será el destino de estos vestuarios cuando ya no sirvan? ¿Los vertederos que están colapsados?
La innovación que revoluciona la moda
“¡Debería dejar de comprar ropa!”, es lo que de seguro piensas después de que te planteara el difícil escenario, sin embargo, existen diferentes alternativas para mejorar esta situación. En tu papel de consumidor, puedes adquirir prendas orgánicas y que sean de buena calidad, para que así su vida útil sea más larga y no debas deshacerte de ella tan rápido. Por otro lado, puedes comprar ropa de segunda mano, contribuyendo a la economía circular. Otra acción que está a tu alcance es reutilizar o donar la ropa que ya no vistas.
En fin, hay muchas acciones que puedes realizar como consumidor para disminuir el impacto de la moda en el medio ambiente. No obstante, Sergio quiso ir más allá y se propuso construir una idea innovadora, así que inició la travesía de construir una empresa en la que se comercializaran diferentes prendas ecológicas e invitar a las personas a que se concienticen sobre la importancia de hacer las cosas diferentes
Junto con sus socios, comenzó a realizar una investigación de mercados con el fin de encontrar los diferentes tipos de materiales con los que se pudiesen elaborar telas y sus posibles proveedores. Encontró que en Colombia existía la empresa Enka, que realiza algo que muchos no se imaginan: convierte botellas PET posconsumo en fibras de poliéster recicladas para la elaboración de telas ecológicas.
Por otro lado, descubrieron que en el exterior reutilizaban los retazos de tela de algodón que sobraban en los talleres de confección, para luego convertirlos en fibras de algodón. Con estos interesantes hallazgos, el equipo de trabajo decidió enfocar las actividades de negocio a confeccionar prendas hechas con la combinación de hilos de PET y retazos de algodón reciclado.
Para obtener la materia prima, empezaremos hablando de la transformación de PET a fibras de poliéster. El primer paso es recolectar las botellas PET para luego fundirlas a altas temperaturas y así obtener pellets, los cuales se someten a altas temperaturas hasta convertirlos a un estado líquido. Después, se filtran con unos dispositivos denominados tamiz de hilado. En el caso de los retazos, estos se recolectan en los talleres de confección, posteriormente, se clasifican por color para así triturarlos hasta obtener la fibra.
En Cíclico, se realiza un proceso de hilandería en donde se mezclan ambas fibras y se convierten en hilos. Posteriormente, se pasan estos hilos por los telares para así obtener las telas con las que se confeccionarán los diferentes productos que comercializan, como hamacas, camisas, tapabocas y bolsas, los cuales contribuyen al ahorro de los diferentes recursos. En la página web (haz click aquí para acceder a ella) podrás encontrar la ficha técnica de cada uno de los productos.
A continuación, verás algunas de las camisas que fabrican.

El camino hacia la sostenibilidad
Sergio y su equipo de trabajo están llenos de muchas ideas que piensan llevar a cabo para así contribuir más a la conservación de la naturaleza e impulsar la economía circular en el país. Una de las tantas metas a corto plazo es la fabricación de la tela del cáñamo, el residuo de la planta cannabis. Consideran que se puede aprovechar ya que es un material biodegradable, 100% orgánico y da calidad a la prenda debido a que soporta los diferentes factores a los que se puede someter un vestuario.
A largo plazo, piensan aplicar métodos de limpieza ecológicos para así reciclar retazos de tela posconsumo y evitar el gasto de agua a la hora de lavarlos. De la misma manera, se encuentran en el desarrollo de fundas biodegradables para celulares y así convertir a Colombia en un referente de economía circular. También piensan abrir una línea para niños para cooperar en la educación con respecto al cuidado al medio ambiente.
Otro de los objetivos que tienen como empresa es cambiar la percepción que se tiene sobre la sostenibilidad y democratizarla: “Hoy en día nuestro mayor reto es ese, la sostenibilidad se percibe como costosa y nosotros queremos llegar con la sostenibilidad a todos los rincones del país y a todo tipo de ingresos económicos” nos comentó Sergio en la conversación que tuvimos.
De la misma forma, tienen planeado abrir dos locales en Bogotá, puesto que actualmente comercializan sus productos a través de los diferentes canales virtuales.
Los tropiezos que hay para alcanzar los sueños
A pesar de ser una iniciativa prometedora para el medio ambiente y el mercado nacional, durante la construcción de la empresa, Sergio se ha enfrentado, con decisión y valía, a numerosos inconvenientes que se han cruzado en su horizonte. Irónicamente, una de estas contrariedades es la misma fibra; ¿cómo es posible? Bueno, la fibra que se obtiene es muy corta y se rompe con facilidad en el proceso de hilandería, además, en algunas ocasiones se llega a descomponer.
Pero las dificultades no quedan ahí; el precio también resulta una problemática, puesto que sus productos son más costosos que los que venden en las grandes cadenas de ropa, ya que estas, generalmente, utilizan tela más económica para fabricar las prendas. Además, lastimosamente su búsqueda por la sostenibilidad también ha generado cierta decepción por parte de los clientes, puesto que, al no tinturar las telas para no gastar agua, no consiguen la diversidad de tonos que desean los consumidores.
Otra de las preocupaciones que inquietan al equipo de trabajo es la posible escasez de materia prima en un futuro, puesto que el PET posconsumo es bastante demandado para la fabricación de otros productos, como botellas de plástico. Por esta razón están explorando más tipos de materiales para elaborar sus productos y no verse afectados por la carencia de materia prima.
A pesar de las problemáticas, Sergio y sus socios han logrado hacerles frente; no solo eso, a partir de estas situaciones y con disciplina, imaginación y trabajo en equipo, mejoraron ciertos procesos dentro de la empresa para cumplir un sueño que beneficiaría a muchos: una empresa de moda sostenible.
Una nueva forma de hacer las cosas
Alrededor del mundo, diferentes empresas están llevando este proceso para transformar botellas PET en materia prima para la elaboración de productos. Por ejemplo, en España se puede encontrar Ecoalf 1.0, que elabora a partir de PET reciclado productos como joyeros, carteras, bolsos y zapatillas. En Colombia podemos encontrar también diferentes empresas que realizan estas actividades, como Fokus Green, que llevan a cabo campañas de limpieza de playas para recolectar botellas y así convertirlas en telas.
“Al principio estábamos muy escépticos de comercializar estos productos en un país como Colombia” nos confesó Sergio; sin embargo, con el paso del tiempo vieron que los productos de su empresa, ubicada en la ciudad de Bogotá, tenían una excelente acogida en el mercado y que las personas les gustaban los productos que ellos comercializaban. “Si tienen alguna idea que se lancen, las herramientas están a la mano, no se desanimen ante las dificultades” nos aconsejó Sergio. Escucha más de sus recomendaciones en el siguiente podcast.
Entrevistado: Sergio Revollo
Creador de Cíclico
Correo electrónico: sergio@ciclico.com
Escrito por: María Lucía Sarmiento
Conceptos clave
- PET: El tereftalato de polietileno(conocido como PET por sus siglas en inglés) es un tipo de plástico muy usado en envases de bebidas y textiles.
- Fast fashion: Es un término contemporáneo para referirse a la fórmula de consumo acelerado de todo tipo de prendas.
- Fibras de poliéster: Es un tipo de fibra sintética muy usada en la industria textil.
- Fibras de algodón: Es una fibra textil vegetal que crece alrededor de las semillas de la planta del algodón.
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