No es “piña para la niña”: es papel de piña para salvar el planeta

Durante las últimas tres semanas he vivido en la casa de mis abuelos; jamás imaginé que una conversación fuera el punto de partida para la construcción de este escrito. “El viejo Gabriel vivía de la cosecha de la piña en Lebrija”, expresó don Pablo Argüello, mientras sostenía su taza de café con la mano derecha, daba cortos —pero profundos sorbos— y miraba hacia el cielo con nostalgia al recordar los bellos momentos que pasó junto a su inolvidable amigo de juventud. “Los cultivos esconden ‘secretos’ que diariamente afectan nuestra naturaleza”, aceptó el hombre cuyas arrugas marcan la experiencia de toda una vida.

Al transcurrir unos minutos de interminable silencio, Pablo se levantó de su antiguo sillón y buscó las cartas que intercambió hace cinco décadas con Gabriel. ¡Eran muchísimas postales! Tantas, que perdí la cuenta. Así, en medio de relatos cargados de rica historia y más charlas peculiares con mi familiar, yo pensaba en cuántos árboles fueron talados con el fin de crear esa cantidad de papel, las consecuencias de la deforestación y en una solución que equilibrara las necesidades básicas del ser humano con el cuidado del medio ambiente. 

Con lo anterior, inicié mi búsqueda. No lo niego, pasaron unas cuantas horas hasta que encontré los datos que necesitaba; —comencé cuando el sol aún se posaba sobre las inmensas montañas y terminé al asomarse la luna que efímeramente alumbró nuestros profundos temores—. Respetado lector, ¿sabía usted que al año son talados cerca de quince mil millones de árboles? Y si la cifra le sorprende, ¡aterricemos los números! En Colombia, se talaron 158.894 hectáreas de bosques en el 2019 y, como si esto no bastara, el año siguiente se perdieron 75.000. 

Ahora, para dimensionar dicha problemática, la desaparición de tantos árboles es como quitarle los pulmones lentamente a la Tierra; ¡y no exagero!, pues el territorio que habitamos los colombianos abarca en un 35 % la cuenca amazónica, posee el 50 % de los páramos a nivel global y, en el otro 50 % de la geografía nacional, existen bosques tropicales. Por ende, nuestra región amazónica que conforma el nodo ecosistémico más relevante del mundo es el área más afectada, ya que allí se registró el 70% de la zona deforestada.

Las ideas son gratas

Luego de encontrar, leer y comprender tanta información, mi abuelo me llamó para comer una rodaja de piña. “Si el papel proviniera de esta fruta, sería la solución…”, manifestó con un tono de esperanza en su voz, que a la vez se tornaba melancólico al mezclarse con el brillo de sus ojos. ¡Tenía razón! Fue ahí cuando descubrimos en ALUNA un inspirador proyecto de la Asociación de Padres de Familia de la Escuela Municipal de Artes de Lebrija conocido como Jornaleando la Fibra de la Piña. 

Ramón Díaz, quien es un célebre docente de artes escénicas y partícipe de la Corporación Cultural y Social de Lebrija, es el actual representante de dicha Asociación que ha luchado durante los últimos ocho años por rescatar la identidad y el patrimonio de su comunidad. Esto a través de una innovadora iniciativa: el origen de un nuevo papel, ¡el papel de piña!

Nuestro protagonista narra con una lírica tranquila y elocuente, tras una pantalla, cómo fueron las reflexiones que conllevaron al surgimiento de lo que hoy en día es considerado como “el futuro del papel”. Entonces, usted se preguntará de dónde tomó la inspiración necesaria y cuál fue el preámbulo de esta gran aventura, pero ¿en realidad todo es tan maravilloso como parece? ¡Continúe la agradable lectura! Aquí lo averiguará. 

“Lo que empezamos a hacer fue tener cercanía con los adultos mayores, escuchar sobre sus historias, relacionar y buscar también imágenes antiguas del municipio. Y durante todo ese proceso, pusimos la mirada sobre el tema de que Lebrija es considerada y mencionada como la Capital Piñera de Colombia”, comentó Ramón.  

De este modo, aquellos que conforman la Asociación identificaron en el 2017 múltiples retos, entre los que se destacan, por su impacto negativo, la tala de árboles y el despeje de hectáreas mediante la quema de los suelos, que elimina los nutrientes de estos y, por ende, la vida. 

“Alrededor de esa problemática, pensamos en una solución y encontramos que se podía reutilizar ‘las matas’ que los campesinos queman cada vez que hay cultivo. Así, se inició una investigación acerca de la creación del papel de piña y, en medio de esta, conocimos a Armando Chicangana, especialista en fibra y docente de la Universidad Nacional de Colombia, quien vino al municipio de Lebrija para asesorarnos y enseñarnos cómo se hacía el proceso de la extracción de las fibras”, añadió nuestro protagonista. 

Un proceso casi tan exquisito como la piña

En las bellas montañas de Lebrija, el cantar de los gallos despierta casi al instante a los campesinos que, con su “berraquera”, se levantan cada mañana antes de que los rayos del sol atraviesen las ventanas de sus hogares. Al pasar unos minutos, y luego de un rápido baño, se disponen a llenar sus estómagos con el alimento más importante del día: ¡el desayuno! Posteriormente, salen de sus casas para realizar las labores. Ellos son quienes ayudan a la Asociación a recoger la materia prima que se requiere para la elaboración del papel.

Tras obtener el material, este es trasladado a un centro de acopio en donde se hace el picado de la hoja, con el fin de ponerla en agua para el proceso de descomposición y cocción que ablanda la cáscara. Finalmente, esta última se separa de la fibra, la cual es puesta en moldes que dan forma a la hoja y se secan. ¡Un procedimiento increíble!, ¿no? Sin embargo, ¡dura seis meses en completarse! ¿Valdrá la pena esperar un semestre entero para obtener un producto 100 % natural, sin químicos? En mi humilde opinión, creería que sí.  

El lugar donde la ‘magia’ sucede 

El proceso de transformación del cogollo a papel se lleva a cabo en una finca ubicada en la vereda La Esmeralda de Lebrija; pero ¡no solo eso!, sino que la Asociación de Padres de Familia de la Escuela Municipal de Artes está trabajando de la mano con la familia que habita allí para ejecutar los procesos. “Hemos hablado con los vecinos y los jornaleros para irlos convenciendo de que se unan a la propuesta; que vean que es una forma de cambiar, una manera de pensar diferente y de cuidar el campo”, afirmó Ramón. 

¿La transformación genera residuos? 

De repente, al terminar mi búsqueda de información, un extraño ruido interrumpió mi efímero descanso. Dejé mi asiento y lentamente me asomé por los enormes ventanales de la casa para ver qué sucedía afuera. Sí, era un trueno que daba paso a una fuerte tormenta; así que proseguí a sentarme de nuevo y tomar un delicioso café —bien caliente con tal de combatir el frío—. Estimado lector, usted se preguntará qué tiene que ver mi pequeña escena con el contenido científico que le estoy dando a conocer, ¿no? Permítame explicarle antes de abandonar la página.

Mientras me llenaba de felicidad con ese café, mis pensamientos se detuvieron por unos instantes; se perdieron entre el sonido de las gotas que chocaban con los vidrios y la delicada voz de mi pequeña prima al susurrar: “Cami… ¿Alguna vez nos faltará el agua?”. ¡¿Cómo pude olvidar aquel detalle tan importante?! Sin imaginarlo, Mariana había descubierto un punto vital. Ahorrar este preciado líquido definitivamente debía ser un tema importante para la Asociación; fue en ese momento que otra pregunta invadió mi subconsciente: ¿el proyecto genera residuos que contaminen nuestras fuentes hídricas? 

Calma. La respuesta es reconfortante. 

A continuación, podrá observar una gráfica que otorga tranquilidad: 

/ALUNA

Como dejó clara la ilustración, los residuos que se generan son naturales. En cuanto al agua, esta se reutiliza de manera artesanal; en otras palabras, el líquido que se usa para el proceso de descomposición es el mismo que se reutiliza para el hervido, el lavado y el desecho. “Tratamos de ser lo más ahorrativos posibles con el agua, pues es lo primordial dentro de nuestro proyecto”, sostuvo orgulloso Ramón. Por último, si tiene dudas acerca de la cáscara de las piñas, esta se quita y, dependiendo del tipo de papel que se haga, es también aprovechada. 

El papel de piña y sus tipos

Para provecho de las nuevas generaciones, ¡este papel posee infinidad de tipos y usos! 

Compruébelo usted mismo en la siguiente infografía: 

/ALUNA

Del cuidado depende la calidad

Los campesinos tienen otro rol fundamental, pues deben tener precauciones desde el momento de la siembra, hasta el corte (sin maltratar la hoja ni dejarla secar o enternecer) y la obtención de la fruta. ¿Con qué objetivo? Con el de sacar las fibras lo más largas posibles en el punto de maduración de la hoja cuando se corta la piña. 

Pero ¿por qué este fruto y no otro?

Se podría decir que, por su forma ovalada, colores amarillentos, hojas verdes y espinas, dicha fruta es perfecta y que precisamente por esa perfección la escogieron; ¡pues no! En síntesis, el cultivo del cogollo de piña es un símbolo que caracteriza a la población lebrijense, es por eso que se intenta preservar la identidad y cultura del territorio de generación en generación. “Es como transferir, por ejemplo, todo ese conocimiento que no es el de cultivar la piña, pero que va relacionada también con el producto y el rescate de la esencia del municipio”, señaló Ramón. 

La piña podría reemplazar los plásticos

En Colombia, según la ONG ambientalista Greenpeace (2018), el sector plástico genera alrededor de 1.250.000 toneladas por año, situación alarmante si se tiene en cuenta que también se producen 12 millones de toneladas de residuos sólidos anualmente y solo se recicla el 17 %. Asimismo, los plásticos de un solo uso como los empaques corresponden al 56 % del consumo que realiza todo el país y el 74 % del total de envases tienen un mismo destino: parar en los rellenos sanitarios. 

¿Le parece insólito? Pues ahora recuerde cuántas bolsas plásticas usa por semana. De acuerdo con la ONG, un colombiano utiliza aproximadamente seis bolsas de dicho material cada siete días, es decir, 288 al año y 22.176 si vive en promedio 77 años; esto equivale a 1,8 toneladas de residuos plásticos durante ese lapso de vida.

Para este punto, estando en la casa de mis abuelos, observé cómo mi abuela materna se dirigía hacia la cocina para sacar un par de bolsas plásticas de una bolsa más grande. ¡Ahí está el detalle! ¿Será que me equivoco al escribir que en casi todos los hogares colombianos es una tradición tener alguna bolsa llena de bolsas? En fin, uno de los objetivos del proyecto Jornaleando la Fibra de la Piña es precisamente combatir el uso excesivo del plástico, ofreciéndole a la sociedad otros productos (papel, cartón empaques, etc.) que pueden suplir las necesidades solventadas con dicho material que es nocivo para la naturaleza. 

Ahora, preciado lector, ¿nota el verdadero significado y valor de este proyecto? 

El reconocimiento otorgado por el Ministerio de Ciencias 

En febrero del presente año, la iniciativa fue galardonada por el programa A Ciencia Cierta de MinCiencias que, entre más de 270 postulaciones, decidió que la experiencia ganadora sería Jornaleando la Fibra de la Piña por su aprovechamiento de los residuos de los cultivos, la creación de una alternativa con respecto al plástico de un solo uso y el compromiso con los campesinos y la comunidad lebrijense. Bastante merecido, ¿no es así?

A largo plazo

Por el momento, Jornaleando la Fibra de la Piña está en su etapa inicial de investigación, es decir, los procedimientos se realizan de una forma muy artesanal y casera que toma su tiempo (como ya se mencionó anteriormente); por consiguiente, la visión de la Asociación es tecnificar dicho proceso con el fin de poner en el mercado el producto.

“El papel se va a transformar también en otra materia prima para que se pueda utilizar en objetos de artesanía como pinturas y óleos (…). El plan es hacer empaques alrededor de eso (del papel de fibra de piña) para que podamos reducir el impacto del uso de las bolsas y el icopor. Queremos ser pioneros en la eliminación del uso del plástico”, aseguró Ramón.

En esa misma línea, y con el apoyo de MinCiencias, un primer acercamiento será en dirección hacia el tema de la reutilización del agua y la tecnología necesaria para ahorrar la mayor cantidad del líquido posible. Como segunda instancia, está la fase de llamada “centro de acopio”. Así, se contempla la tercera parte que consta del montaje de una planta piloto que contenga un sistema de reutilización del agua. Finalmente, se encuentra la última fase que trata de socializar con la comunidad y llevar a cabo talleres en los cuales se comparta y apropie conocimiento. 

Consejo: No todo el proceso es dulce, a veces es amargo

Al pensar en un emprendimiento o proyecto es normal que las dudas nos invadan la mente y nublen nuestros sueños; no obstante, el secreto está en la perseverancia y la confianza en sí mismo. 

“Inicialmente, el impedimento es la osadía de hacerlo. Uno muchas veces dice: ‘No, esto no va a funcionar’; pero si se tienen las metas claras, todo es posible”, opinó Ramón, quien también añadió: “Estamos en Lebrija, por eso es muy importante que hablemos del rescate de las fibras y la protección del medio ambiente, pues este municipio es la Capital Piñera de Colombia (al año se producen cerca de 10.800 toneladas). Entonces, estamos hablando de que todos los días los campesinos sacan, más o menos, siete camiones llenos de piña. ¡Esa es la razón de este proyecto!, ¡nuestra razón de ser”.

De lo anterior resulta garantizar que esta historia no ha terminado. 

Fuentes documentales

Querido lector, para la realización del artículo que usted acaba de leer, se emplearon datos valiosos de la ONG Greenpeace, la página web Transforma: hogares ecológicos y los diarios El Nuevo Siglo, La Vanguardia y El Tiempo.


Entrevistado: Ramón Díaz
Representante de la Corporación Cultural y Social de Lebrija
Escrito por: Camila Álvarez

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conceptos clave

  • Berraquera: Fuerza interior para salir adelante a pesar de las dificultades. 
  • Descomposición: Proceso en el cual los alimentos se dañan debido al crecimiento y acción de microorganismos y mohos. 
  • Fibras: Sustancia que se encuentra en las plantas y se puede comer. 
  • Residuos: Materia inservible que resulta de la descomposición de una cosa. 
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