¡Dime de qué sufres y te digo que has de tomar! Que la manzanilla para el dolor de estómago, que el toronjil para la gripa, que la hierbabuena para los dolores menstruales, que el paico para expulsar parásitos, en fin, esos menjurjes que las abuelas tienen grabados en su mente como si se tratara del himno nacional esconden realmente un amplio saber ancestral y el conocimiento tradicional de todo un pueblo. ¿Quién no se ha curado alguna vez con un remedio casero? De hecho, ha sido algo que hemos visto actualmente, cuando las personas prefieren cuidarse desde casa que asistir al puesto de salud, dado que lugares como este pueden representar focos de contagio de enfermedades como el COVID-19.
Por eso, destacar estos conocimientos aplicados en la medicina con el objetivo de sanar, es muy importante para nuestra sociedad y puede traer múltiples beneficios; así lo demuestra Lida Rocío Rivera Celis con el emprendimiento, Cupainatá, conformado por mujeres campesinas de Zapatoca y Galán, Santander. Este resulta ser la construcción de un negocio que, no solo recupera los saberes tradicionales de una población y genera productos amigables con el medio ambiente, sino que también empodera a mujeres rurales y las lleva a enfrentar los retos que desde el campo se les presentan.
Más exactamente, Cupainatá es la demostración de que es posible emprender sin importar los obstáculos, aprovechando los conocimientos tradicionales que nos regala nuestra cultura y ayudando, al mismo tiempo, a cuidar el planeta y la naturaleza que nos rodea. ¡Así que prepárate!, porque este artículo será como la voz de la abuelita, la madre o la vecina que nos habla desde su experiencia y conocimiento e inspira a querer un mundo más consciente de lo que nos rodea y en armonía con la naturaleza. Si quieres conocer más acerca de este proyecto continúa leyendo, por cierto, ¿sabes qué significa su nombre, Cupainatá? ¡Si quieres descubrirlo acompáñanos!
Prejuicios de género en el campo colombiano
Un informe en 2020 del DANE, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, indica que el mercado laboral en las zonas rurales es desfavorable para las mujeres; ellas enfrentan tasas de ocupación más bajas y tasas de desempleo más altas, en comparación con las de los hombres. Así mismo, las mujeres ocupadas se emplean principalmente en actividades de agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca (36,2%), comercio, hoteles y restaurantes (27,3%), servicios comunales, sociales y personales (18,6%) e industria manufacturera (11,5%). Pero cabe resaltar que, tan solo las actividades de agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca concentran el 71% de los hombres ocupados.
Así confirmamos que existe una amplia desigualdad laboral en el campo entre el hombre y la mujer (incluso mayor que en la ciudad); pero, en verdad, no podemos decir que esto es ajeno a la cultura y a lo que nosotros mismos estamos acostumbrados a ver y vivir. De hecho, La Encuesta Nacional de Uso del Tiempo 2016-2017 realizó varias preguntas para medir la percepción de la población sobre estereotipos de género. En esta se encontró que el 52,6% de las personas en zonas rurales está de acuerdo o muy de acuerdo con que “el deber de un hombre es ganar dinero y el deber de la mujer es cuidar del hogar y la familia”, siendo más alto el porcentaje de hombres (55,5%) de acuerdo o muy de acuerdo, que el de mujeres (49,3%).
Con esto, percibimos que las condiciones desfavorables a nivel social y laboral para la mujer pueden llegar a ser vistas como normales; sin embargo, eso no nos asegura que sean correctas. Por lo tanto, emprendimientos como Cupainatá, que se enfrentan a la gran brecha de desigualdad, nos inspiran a trabajar por el desarrollo de nuestra sociedad desde el hombre y la mujer encaminados a la conservación del medio ambiente.
Una construcción social pensada desde la igualdad
Debido a las cifras anteriormente mencionadas, vincular mujeres a trabajos en el campo no es tarea fácil, ya que para ellas resulta difícil salir de casa por las actividades de crianza, alimentación y demás. Lida Rivera expresa que “la cultura influye y el hecho de estar en la casa hace que la mujer no tenga sus propios sueños y proyecto de vida, sino que este hace parte de la familia”.
Así mismo, encontrar mujeres que se asociaran a Cupainatá no fue tan sencillo. Sin embargo, hace más de dos años Lida Rivera encontró una favorable receptividad en las nueve mujeres que hoy conforman esta iniciativa productiva, quienes viven en seis veredas diferentes, repartidas entre los municipios de Zapatoca y Galán del departamento de Santander. También encontramos amplia diversidad de edad entre estas nueve emprendedoras, oscilando entre los 24 hasta los 60 años.
Igualmente, Cupainatá nació en la época de la pandemia cuando a nivel mundial y en el país se cerraron las actividades sociales y económicas, mientras se entendía el impacto y alcance del COVID-19. Esto las ha obligado a ser muy creativas desde el principio, a manejar redes sociales, a hacer publicaciones y a aprender todo lo necesario para el desarrollo de esta iniciativa. De hecho, Lida menciona que “llegamos a considerarnos amigas trabajando por un mismo objetivo, un grupo, una misma alma trabajando con este propósito de ayudarnos, a nuestras familias y comunidades”. Esto lo vemos reflejado en su slogan que dice “Sanamos vidas, conservando plantas”. Ésta es la frase bandera de las nueve mujeres que trabajan de manera equitativa por sus proyectos de vida y los de su comunidad.
La sostenibilidad ambiental a través de productos naturales y orgánicos
Este emprendimiento santandereano se centra, por una parte, en realizar medicina con plantas al estilo tradicional, generando así productos como los extractos herbales, alcoholes, entre otros; por ejemplo, el ungüento antiinflamatorio creado a partir de plantas bases como la caléndula, la manzanilla y la corteza de roble, combinadas con aceites como el de ajonjolí, el de coco o la cera de abejas. Es importante destacar que sus aceites son prensados en frío, esto es una técnica artesanal que garantiza la calidad del aceite porque se obtiene a temperatura ambiente (menos de 27°C) y en un proceso lento que conserva todas las propiedades del aceite.
Así mismo, otro de sus productos es el alcohol, el cual preparan dependiendo del uso que se le dé, su concentración porcentual de alcohol es del 96% para extraer las propiedades de las plantas; mientras que, con los alcoholes de farmacia no consiguieron tan alta concentración, ya que su porcentaje de alcohol varía entre el 50%, 60% o 70%, según Lida Rivera. Siendo así, desde Cupainatá nos presentan un alcohol herbal y desinfectante de manos, los cuales tienen mejorana y tomillo, que vienen siendo plantas antimicrobianas y antivirales. Además, por las condiciones sanitarias y de higiene actuales, este producto ha destacado dentro de sus ofertas.
Por otro lado, para uso interno como bebida alcohólica, producen extractos a partir de un alcohol sin desnaturalizar, es decir, no tiene ninguna otra sustancia que sí se suele aplicar a los alcoholes cuando son de uso tópico. Ofrecen nueve tinturas o extractos herbales diferentes, que vienen siendo de albahaca, ajenjo, coca, hierbabuena, romero, sauco, caléndula, diente de león y yanten.
Además, en este emprendimiento también le apuntan a la conservación de especies nativas, por lo que, dentro de sus cultivos de 44 plantas para deshidratar tienen, según lo menciona Lida Rivera, manzanilla, caléndula, menta, hierbabuena, las cuáles son foráneas que llegaron del mediterráneo, se cuidaron acá y se dejaron como medicina. También hay plantas para rescatar porque son autóctonas, entre estas el pronto alivio, achiote y sanguinaria, que son importantes para nuestros bosques y tierras, también para la regeneración natural.
Después, estas especies son dejadas en deshidratadores que, como indica Lida “es una estructura hecha en madera y una lona, en donde se concentra el calor, pero a la vez tiene unas ventanitas que dejan que pase el aire, así que este aire caliente circulante permite que las plantas se deshidraten bien”. También añade que hay deshidratadores eléctricos, pero que, si bien las plantas se deshidratan rápido, el problema es que los aromas se diluyen. Por el contrario, al implementar este método artesanal, de manera solar y lentamente, se concentran y mantienen los colores y aromas, aunque se tarden más tiempo.
En promedio las plantas se demoran 5 días en deshidratar. Por lo demás, nuestra emprendedora indica que estas plantas deshidratadas tienen usos diferentes, algunas como el orégano, laurel, romero o tomillo, se pueden usar para infusiones; mientras que, con otras plantas deshidratadas se tiene la posibilidad de hacer ungüentos, extractos u óleos, todo desde casa.
Igualmente, desde Cupainatá podemos encontrar más productos de uso diario, medicinales o cosméticos, como purgas herbales, lavados nasales o infusiones naturales. A continuación, una foto que enlista sus productos:
Incluso, el nombre de este emprendimiento llena de significado su misión, dado que Cupainatá es un vocablo guane que significa “labranza sagrada”; y escogieron este nombre, precisamente con la idea de que ese espacio de cultivo y el tiempo que le dedican a este, es sagrado. Las mujeres que trabajan en este proyecto confían en que esas medicinas son el remedio para alguna persona en cualquier parte del país.
Emprendimientos que contribuyen al cuidado de la vida animal
Según la red hispana, medio de comunicación para latinos, cada año, millones de animales son utilizados para experimentar o probar en ellos la seguridad de distintos productos cosméticos, de aseo personal o de limpieza de uso cotidiano. En estas investigaciones cosméticas se llevan a cabo dolorosas pruebas en animales, incluyendo conejos, ratas, ratones y otros. Por esto, es que emprendimientos con una ética para el bienestar animal, como Cupainatá, son los que nos ofrecen como consumidores y, ¿por qué no? futuros emprendedores, la demostración de que es posible generar productos que mezclan salud, debido a que son naturales, al mismo tiempo que, potencian el cuidado de los seres vivos que nos rodean.
La labor heroica de las mujeres emprendedoras de Cupainatá
Lida contó en entrevista con ALUNA que como profesional en fisioterapia y amante de la naturaleza, logró converger sus conocimientos en la salud y lo natural para orientar y hacer mejores productos. Así que, Cupainatá nos demuestra que es posible mezclar el conocimiento ancestral con el científico y practicarlo a través de métodos artesanales y naturales.
Además de todo lo que anteriormente se le ha atribuido a este emprendimiento santandereano otra de las funciones que realizan las nueve mujeres que trabajan en este, es la de rescatar los conocimientos tradicionales de sus comunidades; de manera que, contactan a las madres, abuelas o personas que posean estos saberes. La labor que organizan, expresa Lida, es en pro de: “reconocer el papel que ha desarrollado la mujer campesina todos estos años”. Su trabajo heroico de rescatar los conocimientos y experiencias, lo replican en sus productos y la materia prima que están dispuestas a elaborar y comercializar. Los métodos que se han utilizado para estos productos vienen del conocimiento de la comunidad, dado que esta iniciativa pretende inspirar en su propósito de que “las personas despertemos a ese sanador o sanadora que tenemos dentro, que busquemos la conexión con nuestro cuerpo y sea nuestro propio medio”, tal como lo declara Lida Rivera.
¿Todo es color de rosa?
Las iniciativas que se llevan a cabo desde Cupainatá fortalecen y apoyan diferentes ámbitos como el empoderamiento de la mujer rural, el rescate del uso medicinal de las plantas, la promoción a la agricultura sostenible por el cuidado que tienen con las plantas y la biodiversidad en los cultivos, ya que cuentan con 44 especies. Sin embargo, debemos asimilar la complejidad de la construcción de soluciones innovadoras como esta que, desde el inicio presentó dificultades, como ya hemos visto, de prejuicio social.
Además, hay que considerar en los procesos que, como notamos, son artesanales y llegan a tomar más tiempo que los procesos industriales, igualmente la cantidad de productos generados en un rango de tiempo es menor con respecto a aquellas empresas que comercializan productos similares con economías de escala. Por otro lado, es importante mencionar que no todos estos productos son sometidos a controles de calidad estrictos, realmente, se confirman a partir de experiencias que otras personas hayan tenido al probarlos. Todos estos son retos de futuro que se tendrán que enfrentar.
De esta manera, no se pretende desmotivar, ni subestimar iniciativas sostenibles o que no sigamos apoyando y potenciando estos emprendimientos. Al contrario, tratamos de evidenciar los diferentes aspectos que hacen parte de proyectos como el de Cupainatá que, conciben un bienestar y, a la par, nos motivan a pensar no solo en nuestra salud, sino también en las condiciones del planeta y de todos los seres vivos que aquí habitamos.
Cupainatá, expresión de amor por la naturaleza y la salud
De resaltar en esta iniciativa es la pasión con la que realizan las distintas actividades; estas heroínas del campo santandereano confían en que, en la medicina tradicional podemos encontrar sanidad. Incluso, Lida afirma que “muchas de nuestras enfermedades, más del 90%, tienen un origen emocional y las plantas tienen eso, son muy sutiles, sus componentes actúan a nivel emocional, nosotros a veces no somos conscientes de eso, pero por eso nos pueden relajar, nos pueden dar alegría, calma o sueño, depende de lo que nuestro cuerpo necesite”. Así es como expresa su amor por la naturaleza que se manifiesta también en cada mensaje que comparte, resaltando que la sanidad está en lo natural.
También, Lida motiva a que cada persona se conecte con su corazón, que busque ese sueño, esa actividad, aquello que siempre ha querido hacer y se anime a lograrlo. “Nosotras no pensamos que íbamos a tener 44 hierbas en proceso de cosecha y deshidratado. Ir paso a paso… hemos disfrutado muchísimo, y lo más importante es que vamos sintiendo la seguridad, es decir, nos vamos construyendo nosotras mismas a medida que vamos creciendo”. De esta manera termina dejándonos el mensaje de conectarnos con nuestra pasión, con nuestros sueños, con nuestros propósitos, con eso que queremos compartirle al mundo.
Por último, emprendimientos como Cupainatá reúnen las posibilidades que desde un proyecto laboral se pueden implementar para ayudar al planeta. Estas nueve mujeres no solo están impactando en lo social, laboral y ambiental; están demostrando que la fórmula para el éxito es ser conscientes de lo que nos rodea, disfrutando de lo que nos gusta y apasiona y compartiéndolo con el mundo. Y tú, ¿ya sabes cuál emprendimiento sostenible crearás para ayudar al planeta y a tu comunidad?
Escucha la increíble historia de Cupainatá y las mujeres campesinas detrás de este emprendimiento. En este episodio del podcast de ALUNA, Lida Rivera nos inspira a crecer en comunidad, a trabajar por nuestros sueños y a gozarnos lo que hacemos.
Entrevistada: Lida Rivera
Fundadora de Cupainatá
Escrito por: Laura Bustos (Semillero ALUNA)
Conceptos clave
- Medicina tradicional: según la OMS, Organización Mundial de la salud, es la suma total de los conocimientos, habilidades y prácticas basadas en las teorías, creencias y experiencias autóctonas de diferentes culturas, explicables o no, utilizadas en el mantenimiento de la salud, así como en la prevención, diagnóstico, mejora o tratamiento de enfermedades físicas y mentales.
- Packaging: empaque del producto.
- Conocimiento tradicional: según la OMPI, Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, es la sabiduría, experiencia, aptitudes y prácticas que se desarrollan, mantienen y transmiten de generación en generación en el seno de una comunidad y que, a menudo, forman parte de su identidad cultural o espiritual.
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