¿Te le mides a cuidar tu cabello mientras cuidas del planeta?: Entonces Oiris es para ti

¡Que levante la mano quien algún día se sintió frustrado! Yo la levanto entre 10 y 15 veces. Hay momentos en que hacemos muchos intentos tratando de sacar una idea adelante, pero fallar nos baja el ánimo. Pero seguimos el camino hasta que por fin logramos lo que nos proponemos. Eso le pasó a Sebastián Zapata, un joven de 30 años, quien después de diferentes proyectos, creó Oiris, un emprendimiento que propone cosméticos más amigables con el medio ambiente

Sebastián siempre estuvo interesado en salvar el planeta, sin embargo, la mayoría de sus propuestas no funcionaban. 

Su recorrido como emprendedor y guardián del planeta tuvo varias estaciones, mientras soñaba con diversidad de proyectos. El primero fue la producción de biocombustible; el siguiente, un proyecto para sembrar un millón de árboles y el último consistió en transformar desechos orgánicos en compostaje, pero, por diferentes razones, ninguno funcionó. Posiblemente le dijeron que buscara una idea de empresa “normal”, no obstante, Sebastián es obstinado y no quiso darse por vencido.

La respuesta la encontró en Francia, mientras paseaba por las las laberínticas calles de París y conocía a los excéntricos franceses. Allí se enteró que los habitantes de este país tenían una costumbre bastante interesante: fabricar sus propios cosméticos. A Sebastián le llamó la atención esta idea, así que al volver a Cali, decidió intentarlo.

Comenzó fabricando jabones sólidos, pero debemos tener en cuenta que Sebastián es economista, no químico, así que los primeros jabones salieron deformes, se desmoronaban o solo servían para lavar la ropa. Esto sucedía porque nuestro protagonista no tenía muchos (por no decir ninguno) conocimientos en química, así que realizaba sus experimentos sin saber muy bien qué es lo que podía lograr. Ante esto, Sebastián decidió investigar por Internet para aprender cómo hacer jabones que sirviera.

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Además, su laboratorio era la cocina de sus papás, así que ellos se enojaban demasiado cuando veían la catástrofe que había ocasionado su hijo. Con el paso del tiempo, papá y mamá tuvieron más paciencia y comprensión con el proyecto de su hijo.

De esta forma, después de muchos intentos, y varios regaños de sus papás, Sebastián obtuvo jabones perfectos que podía usar en sí mismo, y, posteriormente, llegó a comercializarlos entre sus conocidos. Posteriormente, Sebastián fue fabricando champús, desodorantes, pastas de dientes y entre otros productos cosméticos. De esta forma, nuestro protagonista acudió a un grupo de químicos para que le ayudaran en la formulación de los cosméticos, y así mejorarlos.

Y se ganó un regaño por no haber acudido a ellos antes.

Entonces, lector o lectora, le invito a que siga leyendo para conocer más de Oiris, que le apuesta al cuidado personal y a la protección del planeta.

Oiris: una apuesta a largo plazo

Cuando la demanda comenzó a aumentar, Sebastián decidió crear el emprendimiento Oiris, en honor a su abuela Orlanda Iris, una mujer que amaba a la naturaleza y siempre se encargaba de protegerla con lo que estuviese a su alcance.

Entonces, queridos lectores, ustedes de seguro preguntaran, ¿de qué forma Oiris salva al planeta? De acuerdo con la revista Vida y Salud, estos cosméticos están hechos a partir de ingredientes naturales, siendo más amigables que los convencionales, los cuales están fabricados con siliconas, conservantes y parabenos.

Igualmente, esta revista afirma que este tipo de cosméticos respetan el ciclo de la naturaleza y usan empaques amigables con el medio ambiente. Oiris cumple con gran parte de las condiciones especificadas por este medio, ya que sus productos están hechos a partir de aceites esenciales extraídos de plantas, soda cáustica, leche magnesia, cera de abejas, entre otros, que son más amigables con el medio ambiente.

Además, la mayoría de los productos de Oiris son sólidos, por lo que no requieren un empaque plástico. Esto es muy bueno, puesto que en el 2020 se produjeron 367 millones de toneladas de plástico, de acuerdo con PlasticEurope (asociación europea de productores de plástico). Como ya habrán leído en otros artículos, el plástico es uno de los elementos más nocivos para el planeta, por eso los esfuerzos por disminuirlo, como los que hace Oiris, son muy valiosos para nuestro mundo.

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De la misma forma, la producción de los cosméticos ecológicos no tienen un gran impacto sobre el medio ambiente, puesto que hacen un uso mesurado de los recursos naturales (agua y energía). En el caso de Oiris, Sebastián afirma que sus procesos son artesanales, por lo que no se gasta mucha agua o luz. Asimismo, la extracción de materias primas no afecta de sobremanera a la naturaleza, ya que no es masificada, como en el caso de la cosmética convencional.

Este punto del consumo de recursos es bastante importante. De acuerdo con una investigación realizada por Nathalia Zuluaga y Tatiana Hernández (especialistas en Gestión Ambiental) en el ciclo de los cosméticos se consume tanta agua que contribuyen al agotamiento del recurso hídrico en casi todas sus etapas (desde la extracción de materias primas hasta su producción). 

Además, estos productos también tienen incidencia en el cambio climático, puesto que en la extracción de materias primas y el transporte de los cosméticos se generan cantidades de gases de efecto invernadero que influyen en la evolución de este fenómeno. En contraste a esto, la huella de la cosmética ecológica no es tan profunda, puesto que las materias primas vienen, en su mayoría, de plantas, las cuales, dependiendo de su forma de cultivo, no generan gases de efecto invernadero.

Teniendo en cuenta esto, vemos que Oiris es una buena opción para cuidarnos y cuidar del planeta; no obstante, Sebastián afirma algo a tener muy en cuenta: “Que sea natural no quiere decir que no contaminas, pero es muchísimo más amigable y la naturaleza puede ser un proceso más fácil de limpieza que los químicos convencionales o derivados del petróleo”.

Por esa razón, Sebastián busca que su negocio sea lo más amigable con el medio ambiente, por eso, está en constante mejora de sus fórmulas, trata de que los empaques sean ecológicos y que el proceso de elaboración no impacte sobre el medio ambiente.

Un poco de ciencia detrás de Oiris

Aquí en ALUNA aprendemos algo nuevo en todos nuestros artículos, por eso hoy les quiero enseñar a cómo hacer un jabón de forma artesanal.

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Los pasos son muy sencillos:

  1. Consigue agua, el aceite esencial que necesites y sosa caústica.
  2. Vierte el agua en un recipiente transparente y le incorporas la sosa cáustica. Agrega unos 130-140 gramos de sosa por cada 350-360 gramos de agua. 
  3. La anterior mezcla estará caliente ¡entonces ten cuidado! No querrás lastimarte, así que déjala enfriar.
  4. Toma el aceite, o los aceites, y ponlos en baño María mientras lo revuelves con una espátula.
  5. Incorpora el aceite con la sosa cáustica y el agua. Ambas combinaciones deben tener una temperatura de 40°C.
  6. Para que tu mezcla tenga una mejor textura, la mezclas con una batidora por unos minutos.
  7. Agrega la mezcla a un recipiente plástico e incorporas un pigmento natural de tu gusto.
  8. Finalmente, cubres tu mezcla y los dejas enfriar entre 24 y 48 horas. Hay que ser paciente, porque podrás usar tu jabón dentro de 30 días.

Los otros productos también tienen un proceso especial para ellos; además, sus ingredientes están pensados para cada necesidad en específico. “Un producto, puede que te sirva a ti, pero puede que no te sirva tu hermana o a tu familia o a tu amigo porque la química de cada cuerpo es distinta, entonces cada día logramos entender mejor esto” afirma Sebastián con mucha seguridad.

Vamos a ilustrarnos con un ejemplo: yo tengo las raíces grasosas, ya que, a los tres días de haberlo lavado, mi cabello parece como si le hubiesen vertido un litro de aceite de cocina. En este caso, yo necesitaría un champú con ingredientes como la arcilla blanca para equilibrar el sebo de mi piel.

Por el contrario, mi amiga Camila tiene el cabello como cultivo de pasto seco; teniendo en cuenta esto, debería usar un champú que tenga aceite de aguacate, para hidratar las puntas. En este sentido, cada ingrediente en cada en cada producto está pensado para una necesidad en específico.

Los retos que nunca faltan

Oiris se creó en el 2020, y desde ese entonces han surgido diferentes retos a los que se han tenido que enfrentar. Uno de ellos ha sido el dinero, ya que para iniciar un negocio es necesario tener una base para levantar dicho proyecto. Pero este desafío no solo se ve al inicio del emprendimiento, todos los días en los que Sebastián ha trabajado en Oiris, ha tenido que aprender a manejar las finanzas para que el emprendimiento no caiga en quiebra.

Además, Sebastián asegura que también ha sido complicado cambiarle el chip a la gente sobre los cosméticos ecológicos: “El segundo reto es la cultura la gente… un champú sólido es algo muy nuevo todavía en el mercado. Mucha gente no sabe cómo funciona un champú sólido o por verlo tan pequeño piensan que va a durar dos lavadas. Entonces la gente está acostumbrada sobreutilizar  la cantidad de producto que se utiliza de limpieza de belleza, entonces es un tema de enseñar a los usuarios” sostuvo Sebastián.

Por otro lado, encontrar la materia prima también ha sido un desafío, porque algunos de los ingredientes que necesitan se encuentran por fuera del país, por lo que deben importarlos, aumentando la huella de carbono de sus actividades. De la misma forma, surgen varias preguntas frente a la hipotética situación en la que la demanda de la cosmética natural aumente: ¿esto generaría monocultivos? ¿Cómo impactarían los pesticidas al medio ambiente?  ¿Habría explotación de las plantas para extraer sus aceites? 

Por eso Nuria Alonso (de la Asociación Vida Sana) establece las diferencias entre la cosmética natural y ecológica; la primera se basa en fabricar los productos a partir de ingredientes naturales, mayormente plantas, usando procesos amigables con el medio ambiente. No obstante, el cultivo de las plantas destinadas para esto muchas veces requiere pesticidas o herbicidas, dañinos para la naturaleza.

En cambio, la cosmética ecológica, además de usar ingredientes naturales, tiene en cuenta los criterios de la agricultura ecológica, entre los cuales se encuentra el no usar pesticidas, herbicidas o fertilizantes químicos.

De esta forma, es necesario que Oiris, y otros emprendimientos similares, busquen pertenecer a la cosmética ecológica. Por esa razón, Sebastián busca mejorar todos los días, sabe que tiene un largo recorrido para que Oiris impacte lo menos posible en las condiciones del planeta.

Esto suena utópico: que algo sea completamente amigable con el ambiente, porque siempre va haber un “pero” en el camino. Sin embargo, los humanos hemos creado cosas que hace unos años nadie pensaba que existirían (como los teléfonos celulares). 

Entonces, si alguien imaginó algo, ese algo puede hacerse realidad.

Entrevistado: Sebastián Zapata
Escrito por: María Lucía Sarmiento Rojas

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