Érase un loco soñador ‘reskribiendo’ la historia de nuestro planeta

Por lo general he escuchado la expresión “qué planeta le vamos a dejar a nuestros hijos”. Pero en la historia que  vamos a compartir, la expresión es la siguiente: “qué hijos le vamos a dejar a nuestro planeta” Esta expresión siempre acompaña a Jhonny Hernández, un joven emprendedor del municipio de Cartago, Valle, quien junto a su familia le dio vida a SkriBio, un emprendimiento que además de sembrar semillas de esperanza en el cuidado del medio ambiente, es inspirador. 

 Este emprendimiento es un magnífico ejemplo de que si hay líderes comprometidos en conducir a un cambio en los niveles de contaminación. Jhonny y su familia trabajan para que esto algún día  sea posible, y que SkriBio brinde una nueva forma de ver la producción de  cuadernos, papeles, lápices, etc., todo a partir del reúso de materiales.

El principio de un sueño

Imagina que estás a punto de graduarte de la carrera profesional que tanto querías. Para cerrar esta etapa debes idearte un proyecto en el que trabajarás durante el semestre, ¿Te suena familiar? Seguro que sí.  De esta forma surgió la idea de emprendimiento de Jhonny, quien en ese momento trabajaba en una entidad financiera y debido a una actividad especial, comenzó a crear lápices con su toque artesanal y amigable con el ambiente, sin llegar a imaginar que un día se convertirían en su proyecto de grado como administrador de empresas en la Universidad del Valle, y que más tarde llevaría por nombre Skribio, su gran proyecto de vida.

SkriBio es un emprendimiento que se encarga de reutilizar los materiales desechables y con estos crear lápices, cuadernos, y demás productos útiles para las personas.  “Nosotros con nuestros productos hacemos doble propósito, evitamos la tala masiva de bosques y, a su vez, al reintegrar un material desechado como el papel periódico y el papel bond, evitamos que estos terminen en la basura”, afirma Jhonny. Y es que las palabras de nuestro innovador tienen mucho sentido a nivel global. Según el reporte de la National Geographic en cuanto a deforestación y cambio climático, actualizado en el año 2023, en los últimos 50 años se han arrasado bosques de una extensión geográfica como las de España, Francia y Portugal juntas. Esto asciende a un 15% de la superficie vegetal de nuestro planeta. En esta misma publicación se reporta que en los últimos 12 años se han deforestado 43 millones de hectáreas en todo el mundo. Poniendo esta cifra en perspectiva, la extensión de Colombia es de 114 millones de hectáreas, lo que significaría que la deforestación en este periodo de tiempo es como si se hubiese deforestado un área tan grande como el 37% de Colombia.

La persistencia y la pasión siempre vencen

Comenzó el año 2020 y Jhonny tenía en mente renunciar a su trabajo en una entidad financiera para ocupar su tiempo en el crecimiento de SkriBio, sin embargo, no fue nada sencillo. En marzo de ese año el país entra a una cuarentena indefinida debido a la Pandemia por COVID, así que no podía hacer diseños de los productos y además tuvo que lidiar con la falta de confianza de quien era su pareja en aquel momento. 

Lejos de quedarse cabizbajo y lamentarse por la situación en la que se encontraba, Jhonny decidió aprovechar su tiempo e invertirlo en capacitaciones que le permitieron hacer crecer su semilla llamada SkriBio.  Aprendió a fortalecer su modelo de negocio y mejorar el concepto de la empresa, para que sus ideas estuvieran mejor organizadas al momento de ser expuestas ante otras organizaciones y demás públicos.

Con el pasar de los meses ese esfuerzo e inversión se vio recompensados y Jhonny logró dar inicio al diseño de sus productos. Su abuela Marleny Ocampo y su hermano Jimmy Hernández se convirtieron en un apoyo fundamental para el crecimiento de esta idea que se transformó en corto tiempo en una realidad.

El proceso de estos productos biodegradables inicia con la adquisición de materia prima, que se hace de la mano de la asociación de recicladores Recuperando Esperanza, de la que se benefician más de 99 familias del municipio de Cartago.

Para realizar el corte del papel y el pegado de la mina, una guillotina aparece como un instrumento esencial. Seguido a esto, el papel con la mina instalada se pasa por una máquina enrolladora. Después, con todo el cuidado posible, se personalizan los productos y hecho esto, el proceso se continúa con algunas asociaciones de madres cabeza de hogar quienes se encargan del acabado de los productos. Allí es donde se instalan los diferentes tipos de semilla, apoyados por un emprendimiento de agricultura ecológica, para que finalmente, cada persona que lleve consigo un producto, a la vez lleve una semilla que podrá nacer en cualquier lugar.

Además, SkriBio también realiza charlas y ofrece clases sobre educación ambiental a diferentes poblaciones: indígenas, afrodescendientes, población vulnerable y estudiantes de colegios del Valle, entendiendo que todos podemos aportar un granito de arena en esta hermosa causa. En estas clases enseñan sus productos y también llevan a cabo talleres de dibujo, pintura, mantenimiento de huertas caseras, esto en colaboración con otros colectivos como agricultura ecológica y la fundación Sembrando el Planeta.

Una inspiración que da vida y frutos

Su abuela, Marleny Ocampo, tiene 83 años y es un ejemplo de que los años son solo un número. Su cuerpo y cerebro se ejercitan cada vez que está dentro de la sala de producción, además, es ella quien le da el soporte y la fuerza a SkriBio para mantenerse cambiando el mundo con los distintos productos sostenibles. Al sentirse pieza clave de SkriBio, ella se siente feliz. Gracias a su trabajo puede regalar detalles a sus nietos y demás familiares en ocasiones especiales, lo que significa para ella muchísimo.

Esta suma de esfuerzos de todo tipo brindó así sus frutos. SkriBio participó en los premios verdes que son premios a nivel internacional en el que han quedado entre los mejores 500 proyectos durante dos años consecutivos, también fueron reconocidos con el premio Halcón de Oro por su promoción del bienestar del medio ambiente.
Y es que esos reconocimientos son más que merecidos. Este emprendimiento es distinto porque sus productos son personalizados de la manera más natural posible, ya que su proceso de producción es sustentable. Sumado a lo anterior, cuenta con energía sostenible a través de paneles solares. También podemos agregar que el agua usada es recolección de agua lluvia. Para darle un toque aún más especial, en sus productos se pueden encontrar códigos QR que llevan a interacciones con realidad aumentada, como imágenes, frases, logos y hasta canciones. De esta manera se unifican la tecnología y la ecología.

En toda esta combinación llena de sorpresas, en un sencillo lápiz se pueden encontrar semillas de comino, amaranto y manzanilla. Semillas que en caso de que estos productos terminan en el suelo, puedan humedecerse y dar lugar a una planta, ayudando así y en gran medida a la conservación del medio ambiente. Para cerrar y con un alto grado de importancia, hay que mencionar que sus minas son anilinas naturales que vienen mezcladas con arcilla por lo cual disminuyen el grado de contaminación.
Como si esto fuera poco, los productos de SkriBio son producidos con máquinas especializadas que reducen el gasto del agua hasta un ochenta por ciento, haciendo uso de este recurso tan solo 250 mililitros de agua por cada cien lápices.

SkriBio es sin duda un emprendimiento que le apuesta a generar conciencia ambiental en las nuevas generaciones. Esta historia es una demostración de que en la vida también hay proyectos que comienzan siendo semillas, pero que, con dedicación, pasión y mucho esfuerzo, esa semilla puede convertirse en un hermoso árbol, fuerte y saludable.


Entrevistado: Jhonny Hernández Trujillo
Administrador de empresas
Escrito por: Juan José Camargo (Semillero ALUNA)

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