Omar Blanco es un mensajero de las nuevas buenas, ya que se dedica a viajar entre los departamentos de Santander y Norte de Santander para dar a conocer la heroica misión que cumple Ekored: disminuir la cantidad de PET (un tipo de plástico con el que se fabrican envases y botellas) que llegan a los vertederos o al medio ambiente.
Vayamos más lento, puede que te hayas perdido un poco. En primer lugar, es necesario que sepas que Ekored es una filial de Enka, una empresa que se dedica a la transformación de residuos sólidos, con el fin de integrarlos a la cadena productiva. De esta forma, Ekored (cuya sede principal está en Bogotá) se encarga de captar y compactar el material PET. Para hacerlo, Omar, aplicando sus conocimientos como administrador de empresas, es el encargado de buscar organizaciones de reciclaje, a fin de comprar el PET que ellos recolectan.
A pesar de llevar menos de seis meses trabajando para Ekored, la visión que tiene Omar sobre el medio ambiente ha cambiado drásticamente. “El tema es que de pronto uno tiene la conciencia de que hay que hacer un cambio, pero ya estar trabajando y estar de lleno como la labor que estoy cumpliendo… te obliga a cambiar todo concepto, te obliga a acatar la realidad que vive el medio ambiente” confesó nuestro invitado.
El impacto de esta labor se ve en las cifras; según la página oficial de Enka, hasta el momento la empresa ha logrado reciclar más de 8 billones de botellas plásticas desde su año de creación, es decir, desde 1964. Pero detrás de estas cifras, hay un proceso “mágico” que ha sido la base para conseguir este logro.
La innovación tras el éxito
Las botellas recolectadas por Ekored se compactan en una maquinaria, y luego son llevadas desde la bodega de Ekored, en Bucaramanga, hasta la planta de producción de Enka, ubicada en Medellín, en donde ocurre el impresionante proceso de transformación. En primer lugar, las botellas se clasifican de acuerdo al color, posteriormente, se trituran en un molino, convirtiéndolas en pequeños cristales. Después, se lleva este producto a un lavado que se realiza con agua reciclada, para finalmente incorporarlo a un proceso de centrifugado a altas temperaturas.
Ahora, después de todo este proceso, el PET transparente se transforma otra vez en botellas y el residuo que queda se usa para fabricar los filamentos de poliéster. No obstante, el PET de colores no puede convertirse en botellas de nuevo, así qué, ¿qué sucede con estas botellas? Por si lo estabas pensando, estas no se arrojan al basurero, ¡claro que no! En cambio, este tipo de botellas, junto con las etiquetas y las tapas, se usan para crear tablones de madera plástica.
Viendo el panorama, nos damos cuenta la razón por la cual Omar ama el trabajo que realiza, ya que hace parte de los eslabones para convertir lo que se considera residuos, en nuevos materiales que sirven para crear productos útiles para la vida cotidiana. Las cifras son muestra de su éxito, puesto que al año han logrado captar 1.146 millones de botellas al año.
A pesar de que hay algunos impactos ambientales, como la huella de carbono por transportar las botellas de ciudad en ciudad, en medio de esta labor se realiza el esfuerzo de aprovechar todos los recursos que hay a la mano.
El peligro que representan las botellas de plástico
Como te lo mencioné anteriormente, Omar es más consciente de los daños ambientales que causan las botellas de plástico al medio ambiente, y conocer las cifras es escalofriante De acuerdo con datos ofrecidos por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) desde el 2000 hasta el 2019 la producción mundial de plástico fue de 460 millones de toneladas.¡Eso podría pesar más que cien jirafas amontonadas! Además, la producción de plástico virgen es la responsable del 3,4% de emisiones de gases de efecto invernadero.
Pero no solo nos preocupa la producción de plásticos, sino la inmensa cantidad de residuos que representan. La organización mencionada sostiene que en el mismo período se sumaron 353 millones de toneladas de residuos plásticos, de los cuales, el 40% se derivan de envases, el 12% de uso doméstico y el 11% de prendas de vestir. Lo que más conmociona es saber que solo el 9% de estos residuos se reciclan, por lo tanto el 19% se incinera, el otro 50% para en los rellenos sanitarios y el 22% para en vertederos no controlados o en los ecosistemas acuáticos.
Esto último es gravísimo (y no es por ser dramática) pero debes saber que los residuos plásticos dañan a la fauna marina, ya que suelen confundirlos con comida. Por ejemplo, las tortugas marinas confunden las bolsas de plástico con las medusas, así que se las comen, provocando daños en su sistema digestivo. Igualmente, las especies marinas se enredan entre los desechos plásticos y se asfixian porque no logran liberarse.
Por todo lo que te he mencionado, Omar, y los otros 25 empleados de Ekored, se sienten orgullosos de ser parte de una misión tan noble: recuperar el plástico usado. Sin embargo, nuestro protagonista no solo ayuda a proteger el medio ambiente, también contribuye a dignificar el trabajo de los recuperadores primarios, mejor conocidos como recicladores.
Los héroes de la calle
Como ya he mencionado, Ekored compra el material reciclado a más de 700 organizaciones de reciclaje y de bodegas a donde va a parar este material; esto lo realiza tratando de ofrecer un precio justo a cambio de la materia prima recolectada. “Somos, se puede decir así, el transformador que mejor paga el material para estas organizaciones” sostiene Omar con mucho orgullo, gracias a esto, el gremio tiene mayor facilidad para cumplir con sus labores, mejorando la calidad de vida de estas personas.
A pesar de que los recicladores cumplen una función elemental para el medio ambiente, en Colombia, muchos de ellos experimentan condiciones sociales y culturales que dificultan que realicen su trabajo de forma cómoda.
De acuerdo con una investigación realizada por el grupo Proyectos Organizacionales para el Desarrollo de la Región (Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia) una de las principales problemáticas de los recicladores es que muchos de ellos se encuentran en condiciones de pobreza, por lo que no pueden suplir sus necesidades básicas, como alimentación de calidad. Además, tampoco tiene la posibilidad de acceder a servicios básicos como salud y educación.
Igualmente, los recicladores no agremiados ven denigradas sus prácticas de autocuidado, ya que tienen extensas jornadas de trabajo, por las cuales reciben muy pocos ingresos, que no les permiten adquirir instrumentos y herramientas que les aseguren una protección a la hora de realizar sus labores. Esto último pone en peligro salud física, ya que al estar en contacto constante con residuos sólidos, pueden adquirir alguna infección.
Por otro lado, los recuperadores primarios también son víctimas de discriminación. Según la investigación que te mencioné, sostiene que “los ciudadanos los observan (a los recicladores) con una mirada de delincuencia, de suciedad y de ser personas poco agradables por su forma de actuar”. La misma investigación asegura que las personas dedicadas a este oficio tienen poca participación política, son analfabetas y viven en malas condiciones, poniéndolos en una condición vulnerable.
De esta forma, Ekored logra que la labor de los recicladores se dignifique, a través de un pago justo por la materia prima que recolectan. Gracias a esto, los recuperadores primarios pueden acceder a mejores formas de vida, preservando su integridad física y emocional.
Con respecto a esto, Omar nos confesó que: “la sensación más bonita que me quedo es compartir en cada espacio con las diferentes organizaciones, conocer esas historias de la gente a pie; de cómo se formó ese reciclador informal y hoy en día ya se convierte como en un microempresario, a través de preservar el medio ambiente”. Y agrega algo muy importante: “No podemos desconocer la gran labor que cumplen ayudando al medio ambiente”.
Todos aportamos algo
Así, nos damos cuenta que hay muchos “héroes” que cumplen con pequeñas funciones, las cuales se complementan en un solo fin: proteger el planeta Tierra. Tú y yo también podemos ser parte de esta increíble misión. “Pero, ¿cómo, señora escritora?” es lo que te preguntarás, así que te daré la respuesta.
Para que la labor de los recicladores y de Ekored sea efectiva, es necesario que nosotros como ciudadanos tomemos conciencia ambiental. separando los residuos de forma correcta. ¡No arrojes toda tu “basura” en una sola bolsa! Sepáralos de acuerdo al material en bolsas distintas, eso ayudará a que el trabajo de los recuperadores primarios sea más efectiva.
Omar seguirá trabajando en Ekored por mucho tiempo, y espera que te animes a ser parte de una comisión que proteja a nuestro hogar.
Entrevistado: Omar Blanco
Miembro de Ekored
Escrito por: María Lucía Sarmiento Rojas