Hay gente que no se rinde, a pesar de haber fallado muchas veces. “Todo en la vida son experiencias, que a veces no tienen los mejores resultados y entonces te dejan es una enseñanza” dice William Arias, el protagonista de la historia que les voy a contar en este artículo, y que se vuelve ejemplo de cómo integrar el interés por el medio ambiente con la generación de expresiones artísticas. .
Así que, mi querido alunático o alunática, siéntese cómodo y ponga su canción favorita para este relato cautivador.
Primero, les presento a nuestro protagonista: William es un santandereano (florideño, específicamente) cuya pasión siempre ha sido el emprendimiento. Desde joven, siempre supo que construiría un negocio llamado Eselatino, así que durante años estuvo explorando diferentes posibilidades, pero…la mayoría de esas empresas terminaban fracasando (inserte carita-triste.png), por diferentes razones financieras o personales.
Sin embargo, William no se daba por vencido (¡es bastante terco!) así que siguió intentando e intentando. En medio de esta misión, el intrépido florideño decidió emprender un viaje por el mundo. Estuvo en diversos rincones de Europa y Estados Unidos, y en medio de esto, tuvo una revelación trascendental: ningún país era tan hermoso como Colombia. Así que William supo que el emprendimiento al que enfocaría su vida debía de resaltar a su país.
“¿Qué podría hacer para resaltar mi país?” se preguntaba a diario nuestro emprendedor. Sabía que también era necesario crear un negocio amigable con la naturaleza, ¡algo que ayudara al planeta en medio de la crisis ambiental! Entonces, decidió tomar esos objetos que mal llaman “basura” para convertirlos en productos; precisamente, entre todos los residuos que existen en el mundo, escogió el vidrio.
Seguramente dirás: “el vidrio es muy difícil de manipular y puede cortar”, no obstante, este material, aunque pueda verse complicado, permite crear piezas bellísimas que conmueven hasta al más insensible. Si quieres saber cómo, no te vayas y sigue leyendo.
Tecnología + ciencia + arte = Eselatino
Conocemos muchas empresas que transforman las botellas de plástico en productos. Pero William quiso ser diferente (era una obligación hacer las cosas de forma diferente) así que decidió tomar las botellas de vidrio para convertirlas en algo que fuese impactante. En su investigación, encontró que las botellas de licores podían transformarse en vasos personalizados, macetas y hasta bandejas. “Voy a hacer esto” se dijo el florideño, así que comenzó a darle forma a su sueño.
Inició con la construcción de las máquinas con la ayuda de varios profesionales en la materia. La cortadora fue hecha con sierras diamantadas, las cuales tuvieron que ser importadas; sin embargo el desarrollo de este dispositivo es 100% santandereano, porque fue realizado en el taller de un ingeniero bumangués en el barrio Girardot. Lo mismo hicieron con el screen (máquina de serigrafía) puesto que le hicieron unos cambios para que estampara en una superficie cilíndrica.
William nos dijo, con el brillo soñador que caracteriza a todos los emprendedores, que han desarrollado a Eselatino a través de diferentes alternativas y haciendo uso de su ingenio, convirtiendo al proyecto en un laboratorio de innovación. De esta forma, Eselatino es el resultado de un trabajo multidisciplinar, ya que lo han construído personas con diferentes oficios; por este emprendimiento han pasado desde ingenieros hasta artistas.
¡Sí! Así fue como William logró su objetivo original: a través de las figuras que se plasman en los vasos o macetas, Eselatino logra transmitir elementos de la identidad del país cafetero. Precisamente, su primer producto está inspirado en las comunidades ancestrales de Colombia; a partir de una investigación antropológica, la mamá de los hijos de William creó unas imágenes preciosas que fueron enmarcadas en los vasos a través de la serigrafía.
Puedes ver esta representación emblemática aquí. También te invito a que mires sus otros productos aquí abajo.




Fotos de William Arias
El proceso para crear estas increíbles piezas es igual de interesante. En primer lugar, se realiza una recolección de las botellas en diferentes puntos de Bucaramanga. Posteriormente, se higienizan con cloro para luego ser clasificadas de acuerdo a los productos que se puedan realizar con ellas. Después, se cortan con las sierras que les mencioné anteriormente. Más adelante, se pulen en una máquina y, por último, se realiza la personalización, que puede hacerse con la screen o a mano por madres cabeza de familia.

Retos, planes y amigos: los ingredientes de los sueños
Crear ideas innovadoras no siempre es fácil, o mejor dicho, nunca es fácil. Inevitablemente, los retos van a estar presentes cuando queramos iniciar algún emprendimiento. William, en medio de esta travesía con Eselatino, se ha tropezado con varias piedras en el camino, que no ha podido atravesar, pero sí ha logrado cargarlas.
Uno de estos retos es el dinero. Es necesario saber cómo distribuir las ganancias para pagarle a los empleados, invertir en el crecimiento de las maquinarias y tomar parte para sus gastos personales (porque, aunque hagas un emprendimiento por amor, es necesario tener dinero para las necesidades básicas). Por otro lado, la competencia también ha sido complicada de enfrentar: “si va a los mercadillos de la calle usted puede encontrar vasos de vidrio a la mitad del precio en el que yo puedo sacar un vaso” nos admitió William, algo contrariado.

Por esa razón, ha sido necesario mostrar a los santandereanos esas características que diferencian a los vasos creados por Eselatino, y que también los hace especiales (es un proceso constante de socialización). Relacionado a esto, William y su equipo también han trabajado para cambiar el “chip” de las empresas con el fin de que se animen a introducirse en el marketing verde, y los tengan a ellos como asesores: “queremos ser los aliados primordiales de las empresas santandereanas y colombianas en el tema de su publicidad (…) en el tema del marketing verde” declaró este querido florideño.
A pesar de los inconvenientes, estos no bloquean el mirar de Eselatino hacia el futuro, ya que tienen proyectos increíbles para que este emprendimiento siga creciendo. Uno de ellos es la construcción de una máquina para templar los bordes de los vasos, con el fin de que tengan una mayor resistencia química y física. Por otro lado, también están desarrollando una sustancia para higienizar las botellas, la cual será más amigable con el medio ambiente.
Sabemos que para lidiar con los desafíos son necesarias las cualidades como perseverancia, disciplina y resiliencia, no obstante, agregar a esto el apoyo de nuestros seres amados es muy importante. Para William, su familia ha sido un soporte esencial en la construcción de Eselatino: sus dos hijos (de 20 y 22 años) le han ayudado en la parte de maquinarias, y la mamá de estos también ha aportada con sus habilidades artísticas. Además, ha tenido el apoyo del SENA en muchos aspectos; precisamente, el desarrollo de las máquinas se llevó a cabo en el Tecnoparque de la institución.
¡Es muy importante apoyar estas iniciativas! Porque la contaminación por los residuos sólidos es una amenaza que se cierne sobre nuestro planeta, poniendo en peligro la vida de todos los seres que lo habitamos.
Un residuo olvidado pero contaminante
La ONU sostiene que en el mundo se generan 11.200 millones de toneladas de residuo sólidos anualmente; es un número que hemos repetido varias veces, pero es importante tenerla en cuenta, porque es una cifra gigantesca (es como tener 62 ballenas antárticas en fila, ¡imaginense!). El más peligroso parece ser el plástico, ya que tarda 500 años en degradarse, además de que deja microplásticos que pueden llegar al organismo humano.
No obstante, también tenemos otro residuo que debería de preocuparnos: el vidrio. Muchas personas prefieren las botellas de vidrio puesto que son menos contaminantes, y tiene sentido. Este material es muy fácil de reciclar y de reutilizar. De acuerdo con el Consorcio Provincial de Residuos Sólidos de Málaga (España), un envase de vidrio es 100% reciclable, y con él se pueden fabricar otros productos similares.
Esto es muy importante que lo tengamos en cuenta, puesto que la producción de vidrio representa un gasto inmenso de energía (la fabricación de dicho material se realiza a altas temperaturas) y de recursos naturales como la arena sílica, que es la materia prima para fabricar el vidrio. Además, durante este proceso también se generan emisiones de contaminantes a la atmósfera, como material particulado, dióxido de azufre, dióxido de carbono y óxidos de nitrógeno. Estos elementos afectan de forma negativa la calidad del aire, al tiempo que influyen en fenómenos como el cambio climático y la lluvia ácida.
Igualmente, en la fabricación de vidrio se utiliza agua para el proceso de refrigeración y limpieza de polvo de vidrio; por lo tanto, se generan aguas residuales que pueden contener: sólidos de vidrio, sulfato sódico, algunos compuestos orgánicos (sales disueltas) y sustancias químicas usadas en el tratamiento. De la misma forma, también se producen residuos sólidos tales como polvo procedente de los regeneradores, materiales residuales refractarios (pueden soportar altas temperaturas) que son ricos en cromo y circonio.
De esta forma, podemos decir que cada vez que tiramos a la basura una botella de vidrio, es necesario hacer otra que consumirá energía, agua y generará residuos. En Colombia, durante el 2020, se vendieron 55 millones de botellas de licor (de vidrio), de acuerdo con Asociación Colombiana de Industrias Licoreras; es decir, fueron 55 millones de botellas que posiblemente fueron arrojadas a la basura, y que tendrán que ser reemplazadas con más botellas que requerirán grandes cantidades de recursos.
Por eso se hacen necesarias nuevas ideas para aprovechar las botellas de vidrio, puesto que eso contribuye a que no se gasten tantos recursos. “El reciclaje de vidrio logra ahorrar entre 25% y 32% en la producción de nuevos envases y disminuye la contaminación atmosférica en 20% y la contaminación del agua en 50%.” sostiene el Consorcio Provincial de Residuos Sólidos de Málaga, en España. Igualmente, por cada botella reciclada se ahorra la cantidad de energía necesaria para encender una bombilla de 100 W, según la fundación Terra. Al mismo tiempo, el reciclaje de las botellas de vidrio ahorra 1.200 kg de materia prima y 130 kg de petróleo (de acuerdo con la misma organización).
Teniendo en cuenta esto, las innovaciones que surgen para reutilizar el vidrio son muy valiosas para nosotros y el planeta. De este modo, se hace esencial reconocer las iniciativas como la de William, que no solo protege a la Tierra, si no que incentiva a la creatividad para lograrlo, al tiempo que apoya el talento y el conocimiento local.
¡Este artículo no termina! Quiero encomendarte una misión: lleva tus botellas de vidrio a los puntos de recolección, para que innovadores como William hagan aprovecha de ellas. Pero, ¡tampoco te quedes como espectador! Piensa en la próxima idea que podría cambiar el mundo.
Entrevistado: William Arias
Creador de Eselatino
Escrito por: María Lucía Sarmiento Rojas
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