Hay cosas que nadie imagina que se pueden hacer…o mejor, muy pocos se lo plantean. Este es el caso de Hetal y Chirag Virani, una pareja de esposos que decidió crear un “algo” impresionante que podría ayudar a muchas personas, y sobre todo, al planeta.
Hetal nació y creció en Surat, una ciudad portuaria al oeste de India, por lo que le tiene un gran aprecio a esta ciudad vecina del majestuoso río Tapi. Por su parte, Chirag se considera un ciudadano del mundo, puesto que ha viajado por diferentes países, conociendo muchas de las culturas que habitan en el planeta. A pesar de ser muy diferentes, ambos se enamoraron y se casaron.
Pero Hetal y Charig tienen algo en común: son grandes innovadores, por lo que siempre han buscado solucionar problemas. Precisamente, identificaron una en la ciudad natal de Hetal: el tabú existente alrededor de la salud menstrual. Esta situación generaba muchos inconvenientes a las niñas y mujeres, no solo de Surat, sino de todas partes de la India.
Debido a este “asco” que existe alrededor de la menstruación en la India, varias mujeres se avergüenzan de comprar toallas higiénicas o tampones, o en el peor de los casos, no tienen dinero para comprarlas y usan otros objetos, como camisetas o trapos viejos, que pueden generar enfermedades muy graves, como cáncer de cuello uterino; según un estudio publicado en la revista médica Ocronos, 60.000 mujeres mueren en la India anualmente por esta enfermedad.
Igualmente, ambos esposos vieron que menstruar también significaba un retraso de las niñas con respecto a su educación, puesto que el 23% de las niñas indias que tienen su primera regla dejan de asistir a la escuela (de acuerdo con UNICEF), debido al desagrado que hay alrededor de la menstruación y a la falta de productos para la higiene menstrual (como toallas o tampones).
Precisamente, Hetal también fue víctima del estigma que rodea a la menstruación. Preocupados por esta situación, los esposos iniciaron una estrategia pedagógica para aclarar aquellos prejuicios frente a este tema de salud. Pero era necesario crear algún producto que fuese accesible a las mujeres y niñas indias, al tiempo que protegiera al medio ambiente.
De esta forma, en el 2018 nació Sparkle, una empresa que hace toallas higiénicas a partir de residuos agrícolas; ¡sí! ¡así como lo leyeron! Parece imposible, pero es una increíble realidad.
En este sentido, las almohadillas Sparkle tienen una capa superior hecha de fibra de bambú, que es antibacteriana; además, la capa inferior está hecha de almidón de maíz, y la base es un material absorbente elaborado a partir de los residuos agrícolas.
Gracias a esta innovación, las niñas y mujeres pueden acceder más fácilmente a productos esenciales para la salud menstrual, ya que la materia prima es de origen local (siendo innecesaria la exportación de toallas desde China, como se hace normalmente en la India). Pero no solo ellas están felices, el planeta también sonríe, ya que estas toallas son amigables con la naturaleza.

El producto que contribuye a salvar la Madre Tierra
Las toallas creadas por Hetal y Chirag se biodegradan en un semestre, con una función distinta y práctica presente en cada uno de sus elementos, como la antibacteriana de la fibra de bambú y una opción al plástico en forma de alternativa compostable. Esto es una excelente alternativa a las compresas convencionales que están hechas 90% de plástico (de acuerdo con un informe de Zero Waste, un movimiento ambiental). La capa superior de las toallas está hecha de polipropileno; la parte que absorbe el líquido, de poliacrilato; y la inferior de polietileno. Todos, materiales altamente contaminantes.
Las cifras de compresas desechadas pueden llegar a ser descomunales. Hagamos unas cuentas rápidas. Una mujer suele sangrar durante cinco días en su ciclo menstrual, usando cuatro toallas al día (según la empresa Naturella). Así, una mujer suele tener 12 ciclos menstruales por año, lo cual representa que cada mujer gasta 240 toallas anualmente. Si trasladamos este contexto a Colombia, en donde hay alrededor de 23 millones de mujeres (datos del DANE en el 2019), podríamos decir que anualmente se desechan 552 mil millones de toallas higiénicas, ¡con las que se podrían llenar varios vertederos!
Pero lo más alarmante no son las cifras, si no el tiempo en el que estos desechos se quedan en el ambiente. Como las toallas están hechas, en su mayoría, de plástico, tardan cientos de años en descomponerse. Además, este tipo de productos no solo terminan en los vertederos, su destino también son los ríos, los océanos y demás cuerpo de agua, afectando de sobremanera a la fauna y flora marina.
Por otro lado, las compresas comunes también pueden ocasionar diferentes problemas a la salud de las mujeres, debido a los diferentes compuestos químicos que las componen. Entre estas contrariedades están la comezón, ardor, irritación, reacciones alérgicas y sarpullidos.
¡Un momento! Eso no es todo lo que busca solucionar Sparkle, ¡hay más! Los esposos Virani se percataron de una situación que también era problemática: los residuos generados por las plantaciones de plátano. Según la página oficial de Sparkle, en India hay 800.000 hectáreas de plantaciones de banano que generan 65 millones de toneladas de residuos agrícolas, que terminan en los vertederos, o en el peor de los casos, incineradas.
La quema de residuos agrícolas es muy nociva para el medio ambiente, puesto que aumentan la contaminación atmosférica, perjudicando a la calidad del aire local, regional y nacional, ¡qué horror respirar aire contaminado! Por tal motivo, Chirag y Hetal decidieron comprar estos residuos a los agricultores locales, con el fin de disminuir esta contaminación ¡Y lo lograron! Han evitado que 500 toneladas sean quemadas a la intemperie.
Teniendo en cuenta esto, los esposos Virani lograron el fabuloso dos por uno: mejoraron la salud menstrual de las niñas y mujeres de la India, al tiempo que creaban una alternativa para disminuir los residuos que se generan en el planeta, ¿no es esto fantástico?
Por lo que les he contado, podemos decir que Sparkle es un sueño que lleva buenas nuevas a la India, pero, ¿es necesaria en el resto del planeta? ¡Sin duda! En muchos países se viven estas dos situaciones: la falta de acceso a salud menstrual y la excesiva generación de residuos. Este tipo de problemáticas son muy latentes en nuestra tierra del café: Colombia. Ya te explicaré por qué.
La necesidad que hay en Colombia
Unos párrafos más arriba te mencioné una cifra aproximada de la cantidad de toallas y tampones que se desechan en el año. ¡Es un número descomunal! Algo bastante desconcertante para la salud de nuestro planeta. Pero, además de los productos de higiene menstrual, también tenemos el problema de los residuos orgánicos.
Según una investigación realizada por la Universidad de Antioquia, en Colombia se generan 27.500 toneladas al día de residuos sólidos, siendo Medellín, Barranquilla, Cali y Bogotá las ciudades más contaminantes en este aspecto, ya que entre las tres producen alrededor de 11.200 toneladas al día. ¡Es como si tuviéramos más de mil elefantes en un solo camión! ¡Inaudito!
Pero lo que deseo resaltar es que de la cifra total que les mencioné (27.500 toneladas) entre el 65% y el 81% son residuos sólidos orgánicos. “Los residuos orgánicos se degradan, no hay mucho problema” es lo que de seguro pensarás, ¡pero te equivocas! La acumulación de residuos orgánicos en los vertederos generan problemas ambientales, como emisión de gases de efecto invernadero y producción de lixiviados.
Por otro lado, existe un gran vacío en Colombia con respecto a la salud menstrual. Al igual que en muchos países en vía de desarrollo, las mujeres que están en condición de pobreza tienen dificultades para comprar compresas o tampones. Pongamos la situación de esta manera: un paquete de toallas puede costar 9.000 pesos colombianos (en promedio), una cantidad de dinero complicada de conseguir para las 21 millones de familias en Colombia que viven con menos de 330.000 pesos colombianos.
Entonces muchas personas están entre la disyuntiva de comprar alimento o una toalla higiénica; ya sabemos qué producto es más importante en estos casos. Por consecuencia, 21 mil mujeres no pudieron comprar ningún producto de salud menstrual durante el 2021 (según datos del DANE).
“La dificultad para obtener artículos para el manejo menstrual puede hacer que las niñas y adolescentes dejen de asistir al colegio, o que les impida a las mujeres salir a trabajar” afirma la UNFPA (Fondo de Población de las Naciones Unidas). ¿Tuvieron un deja vú? Es porque es lo mismo que sucede en la India.
Haciendo este recorrido en las diferentes problemáticas ambientales y de salud que hay en Colombia, nos damos cuenta que Sparkle es una iniciativa muy necesaria en distintas partes del mundo (principalmente en países subdesarrollados). De esta forma, es necesario incentivar la creación de estos emprendimientos que solucionan esta clase de problemáticas.
Escrito por: Meelyn Alquichides (Semillero ALUNA)
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