“En muchos casos la tecnología se sataniza, y se le da los tintes de que (…) es destrucción. Pero resulta que la tecnología va más allá de eso, también nos da la posibilidad infinita de mejorar” es algo que Rodolfo Uribe afirma lleno de convicción. Su profesión como ingeniero electrónico y el trabajo que ejerce como profesor en el Colegio Integrado Santa Teresita de Bucaramanga lo han llevado a incentivar a los jóvenes en el maravilloso mundo de la tecnología.
Esa incesante pasión por la tecnología contagió a Juan Pablo Rueda Angarita, Jerónimo Aceros Rentería y Pablo Antonio Bastidas Gómez, tres jóvenes que siendo estudiantes del Santa Teresita, fueron los ganadores de uno de los premios más importantes de robótica en el año 2024.
Estos muchachos combinaron sus conocimientos e intereses para crear la Green Machine; un dispositivo automatizado que limpia el aire a través de las microalgas, y que, además, contiene sensores para medir diferentes variables del ambiente. No te quedes con la curiosidad, y sigue leyendo para saber más de estos jóvenes superhéroes.
El ingenio, una herramienta para salvar el planeta
Todo inició cuando abrieron las convocatorias para participar en el concurso WRO (Word Robotic Olympiad) en marzo del 2024. Esta es una competencia en donde niños, niñas y jóvenes muestran la genialidad de sus robots. Pensando en el planeta, la temática del concurso era ciudades sostenibles: ¿cómo hacer que los principales centro urbanos fueran más amigables con el medio ambiente?
Juan Pablo, Pablo y Jerónimo (con la guía de su profesor Rodolfo) empezaron a buscar los principales enemigos que están atacando al planeta: ¿contaminación acuática? Sí, los cuerpos de agua se encuentran sometidos a grandes daños; ¿y qué tal desarrollar algo para las zonas verdes? Son muy importantes para las ciudades. Pero había una problemática que preocupaba a los tres jóvenes: la contaminación atmosférica.
Quiero hacer un paréntesis, porque la contaminación del aire es un enigma que debería quitarnos el sueño a todos, ya que, si se deteriora por completo, ¿qué vamos a respirar?. De acuerdo con Statista, en el 2022 se emitieron hacia la atmósfera aproximadamente 37.200 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono (CO2).
Y más allá de las cifras, debemos mirar las consecuencias en la salud de las personas por culpa de este fenómeno: la contaminación en el aire puede provocar diferentes enfermedades como enfisema, asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (de acuerdo con National Institute of Environmental Health Sciences).
Inquietos por este panorama tan desolador, estos tres ingeniosos jóvenes decidieron enfocar todo su empeño para construir la Green Machine, no solo porque deseaban ganar la WRO, también porque el planeta necesita ideas que lo salven de la contaminación.
Trabajaron arduamente, invirtiendo el tiempo que destinaban en otras actividades a desarrollar la máquina que revolucionaría el mundo. Así, ya en septiembre del 2024, tuvieron listo el prototipo de su impresionante creación, fruto del esfuerzo, disciplina y pasión.
Green Machine: una apuesta a las ciudades sostenibles
Los tres chicos comenzaron a investigar y Pablo encontró algo muy interesante: las microalgas son elementos efectivos para purificar el aire, gracias a su capacidad de realizar fotosíntesis, un proceso en el que absorben dióxido de carbono (CO2) y liberan oxígeno (O2).
Dicha idea tiene sentido ya que, de acuerdo con un estudio realizado en el Centro de Investigación en Materiales Avanzados S.C., las microalgas capturan 1.3 a 1.8 toneladas de CO2 por cada tonelada de biomasa que producen, lo que las convierte en elementos excelentes para este tipo de proyectos. Para obtener dichas algas se recolecta agua de lluvia para luego dejarla en un recipiente durante aproximadamente 15 días, y en ese lapso de tiempo ellas se reproducen por medio de meiosis.
gualmente, Juan Pablo agregó que: “integramos (a la Green Machine) una red de sensores que están diseñados para tener un monitoreo constante y a tiempo real de estas variables, ya sean como la temperatura, los niveles de CO2 en el ambiente, el nivel del agua, la turbidez…”. A partir de esta información, se automatizan ciertos procesos (como la limpieza del agua en la que se encuentran) para que los biorreactores funcionen de forma óptima sin necesidad de que haya una persona para realizarlos.
De esta manera, construyeron una especie de “árbol” con biorreactores y sensores, el cual realiza un proceso de fotosíntesis con el objetivo de purificar el aire. La idea es que dicho “árbol” se ubique en una zona en específico con el objetivo de que absorba el CO2 del sector. Igualmente, también tomará datos del lugar a fin de crear informes sobre la calidad del aire, temperatura, entre otros; esto funcionará para que las distintas instituciones conozcan el estado de ciertas zonas y tomen decisiones al respecto.


Ahora, ¿te acuerdas que mencioné que las microalgas crean biomasa? Con esto me refiero al conjunto de material orgánico producido por estas diminutas plantas acuáticas a través de la fotosíntesis. Este producto extra es muy apreciado en diferentes sectores; en primer lugar, esta biomasa contiene lípidos, que pueden ser utilizados para la producción de biodiesel, igualmente, está compuesta de proteínas, que es posible aprovecharlo en la alimentación animal o incluso humana. “Entonces eso genera una economía sostenible en lo cual ayuda, tanto como al medio ambiente como a la sociedad”, fue la observación que hizo Pablo.
Se me olvidó mencionar algo muy importante, y es que esta máquina también cuenta con la recarga de baterías a través de panel solar. A partir de esto, podemos ver que la Green Machine está proyectada para ser amigable en todo sentido, desde la forma en la que funciona hasta los subproductos que genera.
La recompensa del esfuerzo
Estos jóvenes creativos pasaron varios tropiezos, principalmente en la parte de programación, que pudo haber sido la más compleja, pero todo valió la pena cuando escucharon sus nombres al momento de nombrar a los ganadores en la categoría Future Innovation Senior.
“Cuando nos dijeron que habíamos ganado, pues yo no tuve reacción (…) porque no me la creía aún de que hayamos ganado; fueron más como las mamás que nos acompañaron que reaccionaron a esta victoria” admitió Jerónimo.
Pero más allá del premio, el trabajo de Juan Pablo, Pablo y Jerónimo es muestra del talento que tienen los jóvenes, y cómo a través de la unión de sus saberes pueden materializarse en sueños que salvan al planeta. Esto también se consigue a través de un maestro, un guía, como lo es el profesor Rodolfo, quien vio el potencial de estos tres adolescentes y decidió tomarlos de la mano para que construyeran su sueño.
“Ahorita estamos tratando de (…) crear una patente de diseño para el proyecto y que se vuelva no un proyecto de una feria de un concurso, sino que se vuelva un proyecto de vida” afirmó Rodolfo, y también agregó “Estos tres chicos tienen el potencial de crear una empresa eco sostenible, una empresa que genere empleos y que impacte en muchísimos ámbitos”.
La falta de apoyo a las nuevas ideas
El premio que ganaron en Colombia les dio el paso para poder mostrar su innovación en Turquía, y competir con proyectos de otras naciones. Pero, lastimosamente, y a pesar de la incesante búsqueda que realizaron, estos tres jóvenes no obtuvieron el apoyo económico para emprender este destino.
El profesor Rodolfo afirmó, con bastante tristeza, que solicitaron apoyo a varias instituciones: la alcaldía, la gobernación y diferentes empresas, pero la respuesta siempre fue la misma: no hay dinero. Y por esto, el mundo no pudo conocer el gran ingenio de estos jóvenes colombianos.
Sin embargo, este no es el final para los proyectos de Jerónimo, Juan Pablo y Pablo, ya que ellos seguirán su camino para construir una empresa sostenible.
Este es un llamado para toda la sociedad a que apoyemos las ideas de los jóvenes; es importante concientizarnos en la necesidad que hay de respaldar los proyectos que nacen de sus mente, principalmente, si salvan al planeta.
Entrevistados: Juan Pablo Rueda Angarita, Jerónimo Aceros Rentería y Pablo Antonio Bastidas Gómez
Creadores de Green Machine
Escrito por: María Lucía Sarmiento Rojas (Semillero ALUNA)
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