La familia santandereana que descubrió el secreto para reciclar lo imposible: Manpoplast

Muchas veces pensamos que reciclar no sirve de nada, que todo ‘va a dar al mismo hueco’ y que nuestros esfuerzos no valen la pena, sin embargo, hay personas que trabajan día a día por darle una segunda vida a todos esos plásticos y empaques que desechamos cada día: se trata de Manpoplast, una empresa familiar santandereana que transforma el plástico en madera ecológica.

“Nosotros tenemos la habilidad de transformar los plásticos en madera ecológica que nos sirve para diferentes necesidades, ya sea agrícola, industrial, hogar… son infinitas cosas que se pueden trabajar con esta madera”, cuenta Edinson Rojas, hijo de Silvestre Rojas, fundador de Manpoplast. Esta empresa 100% santandereana recolecta plásticos de todo tipo, incluso aquellos ‘metálicos’ que son los que se usan en paquetes de papas o galletas, y los convierte en cercas, bancas, postes, sillas, ¡y hasta Ula-Ula’s.

Es justamente el aprovechamiento de estos plásticos lo que diferencia a Manpoplast de otras empresas de su mismo sector. “Nosotros podemos procesar estos plásticos metálicos que muchas empresas no hacen, tenemos la facultad y dimos con el ‘chiste’ de saber cuáles metalizados sirven, cuáles no y vamos por el buen camino”, cuenta con orgullo Edinson. 

En un día de trabajo normal, Manpoplast puede procesar entre 900 y 1.000 kilos de plástico, con los cuales se pueden producir unos 130 postes, sin embargo, esta cifra depende mucho de las necesidades que se tengan en la bodega, es decir, de la cantidad de pedidos e inventario que tengan disponibles.

Pese a estar hechos de plástico, estos postes pueden taladrarse, pintarse, cortarse, martillarse, tal cual y como se haría con un poste de madera, lo cual es una gran ventaja al momento de usarlos como sustitutos de la madera natural.

Así empieza todo el proceso de transformación

Manpoplast recolecta gran parte de su insumo a partir de lo que ellos llaman ‘botellitas circulares’, es decir, botellas plásticas llenas de plástico. Cuando estas llegan a manos de la empresa se debe verificar que su contenido esté limpio y seco, ya que, si es plástico que proviene, por ejemplo, de empacar carne o pollo, los residuos que quedan impregnados lo van a dañar. “Ese no sirve, porque con el tiempo se puede podrir, ya que una botellita nos puede durar algunos meses porque no salen de una al proceso de producción”, afirma Edinson. 

Una vez el plástico es apto para entrar al proceso ocurren dos procesos: la tapa y la botella en la que vienen los empaques se muelen y los empaques se aglutinan. Cuando se aglutinan, estos se transforman en bolitas que luego se mezclan con el plástico molido de las botellas, dando origen a la mezcla que se utiliza para crear la madera plástica.

Con esta madera, Manpoplast no solo ha hecho postes y mangueras, sino también elementos para el uso y disfrute de niños, niñas y adolescentes de colegios de Santander, incluso juegos y actividades en pro del cuidado del medio ambiente. “No solo nos enfocamos en el plástico, sino también en evitar la generación de estos, ahorrar energía […] hay muchas formas de ayudar a reducir el cambio climático”, menciona Edinson. 

Es así como han llegado a trabajar de la mano de entidades tan importantes como la Aeronáutica Civil con la cual visitaron el colegio Las Mercedes —uno de los más importantes de Lebrija, Santander— donde tienen un contenedor para plástico. En este colegio realizaron un concurso de reciclaje en el que los niños crearon aviones de plástico y vestidos hechos con reciclaje. “Se trae uno cosas muy enriquecedoras que me llenan el alma más que la plata, yo quedo contento con todo eso”.

Un oficio de tradición

Silvestre Rojas, padre de Edinson, trabajaba en una fábrica de mangueras desde donde surgió, poco a poco, la idea que hoy da vida a Manpoplast desde hace unos 12 años. “Mi papá en este mundo de los plásticos tiene de experiencia lo que yo tengo de vida, y considero que eso vale más que cualquier cartón, siempre estuve trabajando con él”, afirma Edinson mientras cuenta cómo de pequeño acompañaba a su padre a esta fábrica en la que trabajaba. 

Manpoplast en el 1er. Encuentro de Negocios Verdes y Artesanos. / Foto: Reciclables Mapres vía X.

“La idea original fue de mi papá, él trabajaba en la empresa de mangueras y luego se independizó para hacer sus propias mangueras y después sí empezamos con los postes”, recuerda. Un proceso marcado por el ensayo y el error, pero que con el paso del tiempo ha sido exitoso: moldes, fórmulas y materiales que ya funcionan y permiten crear productos de calidad con la llamada madera plástica. 

¿Y de dónde salió la idea de fabricar postes? De acuerdo con Edinson, la idea de fabricar postes nació luego de ver todo el material que terminaba sobrando en el proceso de fabricación de las mangueras y empezaran a pensar qué hacer con ello. “Nos quemamos, nos machucamos, se nos dañaron moldes, máquinas, pero de la mano de Dios fue todo posible”.

Al principio iniciaron fabricando postes redondos, sin embargo, la idea no salió muy bien y evolucionaron al poste macizo, el cual puede elaborarse a partir de moldes de diferentes medidas y características. Hoy por hoy, Manpoplast mantiene su estructura familiar tradicional, ya que en ella trabajan los padres de Edinson, sus dos hermanas y cuatro empleados, siendo el oficio de Edinson, definido en sus palabras, el de un ‘Detodito’. “Las entrevistas, que salir a colegios, ir a entregar, a recoger, a traer, en bodega ahora estoy en producción, entonces ha sido chévere, el aporte, la contribución al medio ambiente”, afirma.

Los retos que enfrentan actualmente

Uno de los principales retos que afronta actualmente Manpoplast es la dificultad para transportar el plástico desde sus puntos de recolección hasta la bodega de la empresa, ya que no cuentan con un vehículo propio que les facilite la labor. En algunos casos, los edificios que entregan reciclaje a la empresa piden que les recolecten todo el reciclaje, es decir, no solamente el plástico, lo cual complica aún más la tarea al tener que realizar la disposición final adecuada de aquellos residuos que no procesan. “Debemos hacer todo eso, coordinar con otras cooperativas que sí le hacen el proceso al cartón, al vidrio o a la chatarra y ellos se encargan de esos materiales mientras que nosotros nos encargamos del plástico de ese lugar”, afirma Edinson. 

Esa es una de las metas de la empresa, poder contar con un vehículo propio que les permita recolectar los residuos de forma más autónoma y así contribuir más al cuidado del planeta. 

Otro de los retos que afronta la empresa actualmente es el consumo de energía, ya que este representa un gasto de entre 6 y 8 millones de pesos al mes, siendo las resistencias —las encargadas de calentar y derretir el plástico— las que más energía consumen. Al consultarle a Edinson sobre qué planes tiene Manpoplast al respecto, nos contó que “buscamos mejorar esto con el uso de paneles solares por lo menos para las resistencias que son las que generan el calor y derriten el plástico para poderlo usar en el molde”, al tiempo que comentaba que, en el caso del agua, ellos la captan del techo y la recirculan dentro de sus procesos.

“Ya nos sentimos millonarios”

Manpoplast inició sus labores en una bodega de 40m2 en la que ocupaban solamente 5m2. “Decíamos bueno, qué haremos con todo ese espacio sin usar, y hoy por hoy, gracias a Dios, ya necesitamos es más espacio aquí, entonces el crecimiento ha sido bueno, cuenta Edinson. “Ya nos sentimos millonarios, antes vivíamos todos juntos y ya cada uno ha podido tener su casa aparte y somos parte de los negocios verdes de la CDMB”. 

Lo que inspira día a día a Edinson a continuar trabajando en esta labor es ver cómo contribuye al medio ambiente, así como el entusiasmo que crean en los niños cuando llegan a los colegios con las bancas plásticas. “Cuando uno está en un evento y les habla del tema y la gente se motiva a guardar el plástico, eso me satisface”.

Edinson sueña con una empresa que pueda recibir mucho más plástico, no solo en Bucaramanga y sus alrededores, sino en todo el departamento, así como contar con su propio transporte y más máquinas y personal que les permitan aumentar la producción de la madera plástica, ayudando también a reducir considerablemente la tala de árboles.

“Ojalá hubiera muchas más empresas que hicieran esto, porque si salen 10 toneladas diarias de plástico aquí solo podemos procesar 1, ¿entonces las otras 9?”, es la invitación de Edinson al mismo tiempo que habla de su gran sueño: “poder satisfacer esa necesidad que tenemos, porque esto es de todo el planeta, no es solo de Bucaramanga”.

Ser emprendedor no es fácil, sin embargo, Edinson lleva ya 10 años en esta labor de sacar adelante, junto con su familia y colaboradores, la idea de su padre por un planeta más limpio. “Creo que es de echarle ganas, le doy gracias a Dios y a la empresa por darme tantas oportunidades”. 

Y tú, ¿creerás aún que reciclar no ayuda y que todo va a dar al mismo lugar?


Entrevistado: Edinson Rojas.
Cofundador de Manpoplast Bucaramanga
321 420 8331 | www.manguerasypostesweb.com.co
Escrito por: Santiago Albarracín Angarita.

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