Ekoreciclart: los accesorios que mejor se le ven al planeta

“La belleza duele”.

Cuando escuché esta frase pensé inmediatamente en la relatividad de la belleza, ¿acaso son tan bellas las ballenas para ti como lo son para mí? ¿A quién podría gustarle la línea de zapatos desgastados Paris high top full destroyed de Balenciaga? Sin embargo, al ser una edición limitada lanzada el año pasado fue increíble para mí descubrir que se agotó en poco tiempo, aunque el valor de cada par superó  los 5 millones COP.

Con respecto a la frase, confieso que me sonaba triste la idea de que tuviera que doler, ¿sacrificar algo para obtener belleza? ¿A qué costo?

Por ejemplo, para Magda Chabur, economista de profesión y la protagonista de esta historia, la belleza era hallar un trabajo que no la separara de su familia, pues al ser vendedora a nivel nacional se veía obligada a viajar por el país, mientras se perdía de etapas importantes en la vida de sus hijos. Pero eso cambió desde 2014, debido a que creó su propia empresa, haciendo de su amor por el arte y las manualidades una idea de negocio categorizada en economía circular. 

Ekoreciclart elabora joyería ecológica y artesanal a partir de residuos de todo tipo. Esto la convierte en  un negocio verde avalado por la Secretaría Distrital de Ambiente de Bogotá. Por lo que lleva en su ADN el trío heroico: es una empresa rentable, amigable con la Naturaleza (sí, con mayúscula para entenderla como un sujeto y no un objeto) y que genera un impacto social positivo. 

Al hablar sobre su emprendimiento, Magda hace dudar a cualquiera sobre lo que es bello o no, quédate para descubrir la historia detrás de Ekoreciclart y por qué gracias a ideas tan increíbles como esta es que podemos soñar con una belleza que no duela.

Magda Chabur, creadora de Ekoreciclart y EcoKao.

¿Sigue siendo ‘belleza’?

Los amantes de la moda siempre han reconocido la capacidad de comunicación que tiene cada atuendo, accesorio y objeto que decidan lucir; expresar con los colores y tener complementos para cada ocasión llevan a las personas a ser conscientes de lo que usan. ¿Pero desde cuándo querer verse bien representa sacrificar elementos no renovables de la Naturaleza y que son más indispensables que tener un jean en el armario?

Si bien reconocemos que esta industria tiene impactos medioambientales negativos, en esta historia el villano sacado de la película de terror hace referencia a los accesorios que usamos diariamente. Como una persona que le encanta usar accesorios, me gustaría pensar que esto es solo una pesadilla, pero no es así, aquí fue cuando me di cuenta que la belleza podría doler ¡Y mucho!

Según la revista VOGUE, el informe Global Mercury de 2018 evidencia que la contaminación de mercurio utilizado por la minería artesanal de oro a pequeña y mediana escala supone un 40% del total de las emisiones de mercurio en el ambiente. Más inquietante aún es que el mayor consumo de mercurio destinado a la minería artesanal se encuentra en América del Sur, especialmente en Perú, México, Colombia, Bolivia y Ecuador. 

Así mismo, de acuerdo con El Ágora, periódico digital sobre el agua, un informe publicado por Human Rights Watch declara que cada año se extraen unas 1.600 toneladas de oro en todo el mundo. Para comprender mejor esto nos piden partir de la siguiente idea: obtener tan solo un gramo de oro supone una emisión de 20 kilos de dióxido de carbono, el consumo de 2.500 litros de agua y la generación de 2,5 toneladas de desechos. Teniendo en cuenta esto, algo pequeño como un anillo supone mínimo 3 gramos de este material, ¡cuánta agua desperdiciada, gases de efecto invernadero, pérdida de los ecosistemas y contaminación pueden caber en un dedo!

Y eso sin mencionar la explotación laboral, ya que, El Ágora afirma que actualmente hay más de 100 millones de personas trabajando en la industria de la joyería en todo el mundo y muchos de ellos son forzados a trabajar en condiciones muy arriesgadas para su salud, como la exposición a inhalar polvo, gases tóxicos y otras partículas nocivas del agua. ¿Vale la pena acabar con tanto para obtener un accesorio? ¿Necesariamente la belleza duele tanto?

Lo mencionado antes me recuerda el fragmento de un poema de Bartolomé Leonardo de Argensola: 

Porque ese cielo azul que todos vemos, ni es cielo ni es azul. ¡Lástima grande que no sea verdad tanta belleza!

Bartolomé Leonardo de Argensola

Ekoreciclart, le apuesta a los ecoaccesorios

¡Empezó con lo que tenía en casa! La materia prima de Magda deriva de dos fuentes; por un lado, los residuos procesados como las bolsas plásticas, empaques de cartón liviano, latas de cerveza, entre otros; además de los residuos orgánicos, tales como fibras naturales de limón, naranja, hojas de mazorca y cascarilla de cacao. Para 2018, Ekoreciclart ya ofrecía más de 50 ítems de joyería ecológica y artesanal. Así mismo, en colaboración con un artesano que trabaja plata reciclada, fabrican algunos de sus productos con este material para aprovechar el recurso y no continuar explotando. 

Pero sé que el curioso lector se preguntará cómo hacer de estos residuos algo bello, Magda demuestra que viendo de una forma diferente lo que nos rodea, podemos sacar provecho o utilidad de cualquier cosa. Se llama a sí misma una ‘científica loca’, pues le gusta jugar y aplicar técnicas hasta ingeniar algo único. De hecho, eso caracteriza su marca, al ser accesorios elaborados con residuos, los productos son únicos e irrepetibles. 

Por otro lado, Magda se apropia de la que ella llama la filosofía de la naturaleza, pues explica que: “La cáscara de la naranja es el empaque del jugo de la naranja, si la naturaleza nos está diciendo que eso recubre y eso protege, la misma filosofía la adaptamos nosotros para decir que esto me puede servir si está hecho para cubrir la fruta del aire y de la humedad”. Copiando un poco a la naturaleza es que esta heroína logra alejar a los enemigos de las fibras que utiliza (el aire y la humedad), sumando a esto que en el proceso no se requieren solventes a base de petróleo y que los productos quedan con el exquisito olor de la fibra utilizada. 

EcoKao, demuestra que el chocolate salva el planeta

Igualmente, Magda y su empresa elaboran accesorios de decoración, como portavasos, platos, materas, porta materas, floreros, entre otros elementos a base de la masa de cacao; a esta línea de productos la denominó EcoKao, en donde la cascarilla del cacao la transforman en una masilla, la cual Magda compara con la arcilla polimérica o la plastilina, ya que al momento de secarse logra endurecerse y así se le da la forma que desee y hasta se puede pintar. 

El insumo principal es la cascarilla de cacao, pero también utilizan otros como, bagazo y cáscaras de cítricos, los cuales son procesados para obtener la masilla, que tiene la apariencia de un plástico orgánico. Esto lleva a Magda a dejar de pensar en cosas pequeñas y hacerse a la idea de que en un futuro pueda reciclar todas las cascarillas y hacer algo grande a nivel industrial, como una tabla o un mueble; pasar de “un accesorio pequeño a uno grande, pero utilizando insumos orgánicos”. Siendo así, esta masilla a base de cascarillas de cacao es un activo intelectual para Magda y su empresa, por lo que ya está en proceso de registrar la patente. 

Ekoreciclart, una herramienta de empoderamiento

Con la expansión de su empresa, Magda decidió capacitar a personas en técnicas artesanales con residuos para que aprendieran el oficio. Ella se concentró en poblaciones específicas, como madres cabeza de familia, personas en condición de discapacidad y adultos mayores; todos ellos hacen que Ekoreciclart ofrezca productos con amor y que, al comprarlos, no solo se apoya una causa ambiental, sino también social. 

De esta manera, se crea la red de tejedores verdes conformada por: sus proveedores, como fábricas de insumos de jugos quienes les dan las cáscaras de lo limones, otras fábricas les dan las de naranjas y así sucesivamente van obteniendo la materia prima. De esta cadena también hacen parte los clientes; y, por último, pero no menos importante, los antes mencionados artesanos quienes son parte del motor que conduce a esta empresa al éxito. 

Las piedras en el camino

Las dificultades para Magda con su emprendimiento nacen de la desconfianza, esto se debe a que, por un lado, los bancos que podrían darles créditos a negocios como estos son muy reticentes y dudan de la rentabilidad del negocio, así que en ocasiones Magda ha tenido que realizar préstamos de manera personal para solventar algunas necesidades para su empresa, como el pago a los artesanos que contrata. 

De igual forma, Magda se ve en la tarea de culturizar y concienciar a sus clientes, pues hay quienes escuchan o ven sus productos y piensan que compran algo elaborado con basura, cuando desde el proceso de separación, a eso que nosotros llamamos ‘basura’ se le da una segunda oportunidad, logrando que de un residuo procesado u orgánico se forme algo que nos hace cambiar el concepto de lo que va para la caneca y veamos esa nueva belleza.

Con la motivación intacta

Su deseo de estar junto a su familia y trabajar sin separarse de ellos, se unió al de cuidar la Naturaleza y ayudar a los demás. Lo cierto es que hay quienes podrían asegurar que sería más fácil y rentable, que Magda hubiera creado una empresa convencional y no de economía circular, pero no fue así. Los beneficios medioambientales de usar accesorios y productos como los que se ofrecen en Ekoreciclart son tan importantes como que combine la camisa con el pantalón. Debe haber un equilibrio y lo cierto es que ya no es una posibilidad, sino un deber de todos, ser responsables del cuidado de nuestro planeta. 

“El cliente no me está pagando por esta pulsera. El cliente me paga porque le está dando trabajo indirectamente a una persona vulnerable, en condición de discapacidad, porque está evitando que los residuos lleguen a contaminar a los botaderos de basura y así mismo nos estamos beneficiando todos que por añadidura”. Así menciona Magda, quien espera en un futuro participar con Ekoreciclart y EcoKao en Expoartesanías y continuar demostrando que con ayuda de sus ecoaccesorios la belleza no tiene por qué dolerle ni a la Naturaleza, ni al ser humano.   


Entrevistada: Magda Chabur
Creadora de Ekoreciclart
Escrito por: Laura Nataly Bustos González

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