Pedalión y el medio ambiente

Aquella tarde de enero, me dirigí al hospital de mi pueblo, como ya se estaba convirtiendo en una costumbre semanal debido a mis problemas respiratorios. Sin embargo, noté que algo era diferente en esa ocasión. Había mucha gente, lo cual me pareció extraño, dado que todos parecían enfrentar el mismo problema. Mi primera suposición fue que la pandemia había regresado, pero afortunadamente, me equivoqué.

Siempre he sido muy curioso y ese día no fue la excepción; necesitaba entender lo que estaba pasando. Aproveché la amabilidad de Mariela, la enfermera que me estaba atendiendo, y sin dudarlo, le pregunté. Ella me respondió que las enfermedades respiratorias estaban en aumento debido a la contaminación del aire.

Mientras Marielita me contaba más sobre la contaminación, llegó Canarito, un lindo pájaro amarillo que era la mascota del hospital. Su trino era muy bello, sin embargo, ese día se oía un débil “cof, cof”. ¡Qué tristeza!, también Canarito estaba enfermo.

Regresé a la casa aliviado de mi malestar, pero con una inquietud creciente por saber qué era eso de la contaminación del aire. Al día siguiente en la escuela, busqué a Angélica, la “Sabelotodo del salón”. Ella, que siempre tenía respuestas, me explicó lo que estaba sucediendo, mientras su fiel compañero, el perrito Guffi, movía la cabeza de un lado a otro, negando lo que mi amiga decía.

 Angélica me explicó que los humos y gases emitidos por vehículos como autobuses, automóviles y motocicletas estaban dañando gradualmente el aire limpio y la salud de los seres vivos, incluyendo a Canarito. Era un problema grave, pero también me aseguró que podíamos cambiar las cosas. Con determinación y dolor en su voz, me invitó a conocer al señor Miguel Pedalión.

Fuimos a la casa del señor Pedalión quién nos contó parte de sus proyectos mientras le brindaba una galleta a Guffi, quien ya no solo negaba con la cabeza, sino que se burlaba de nosotros. Con su voz ronca comentó:

– Ustedes son unos exagerados.

Al escucharlo notamos que él tenía la misma tos de Canarito.

– Hola don Miguel ¿cómo está?, saludó Angélica al tiempo que me presentó al señor Pedalión.

– Muy bien muchachos, gracias por venir a visitar a este viejo. Qué bueno que hayan traído a Guffi.

– Mi compañero Daniel y yo estamos preocupados por la contaminación del aire y queremos aprender a cuidar el medio ambiente con su ayuda.

– Qué bueno que se interesen por ese tema. Parece que a poca gente le preocupa, incluyendo a Guffi jajajaja – rió don Miguel.

-Lo primero que podemos hacer para ayudar a salvar el medio ambiente; es dejar de usar los automotores que son los principales contaminantes.

– Sí, don Pedalión, pero entonces, ¿cómo vamos al colegio?

– Jajajaja -seguía riéndose Guffi

“Cof, cof”, pero también seguía su tos…

– Fácil, además es muy divertido…iremos “pedaleando”, en bicicleta …sonrió aquel señor.

– ¡Qué buena idea, señor Miguel! Hablaremos con los compañeros y entre todos empezaremos a usar la bici. Así, además de cuidar el medio ambiente, mejoraremos nuestra salud.

Así empezamos con Angélica a convencer a cada uno de nuestros compañeros, quienes a su vez hablaron con sus papás y con los profes.

En poco tiempo el grupo de “pedalistas” animados por don Pedalión, que nos acompañó en la campaña, fue creciendo y con esto el pueblo fue cambiando poco a poco.

Sin embargo, yo que siempre le veo problema casi a todo, volví donde el señor Pedalión con otra pregunta:

– Señor Miguel, ¿qué podemos hacer con las personas mayores y los que tiene dificultades para “pedalear”?

– En esta vida todo tiene solución. – Respondió amablemente nuestro amigo. – Permítanme presentarles a otro gran colaborador.

Nos llevó al taller del ingeniero José, otro apasionado defensor del aire limpio. Don José, emocionado, nos mostró su taller y respondió a la pregunta sobre las personas con dificultades para pedalear.

• Como dice nuestro compañero Pedalión, todo tiene solución. Para facilitar el uso de la bicicleta, hemos encontrado esto que tengo acá.

Nos mostró una cajita gris con cables rojos y negros, que no sabíamos que era, pero el ingeniero José nos explicó.

• Son baterías que se pueden instalar en las bicicletas. Se conectan a un pequeño motor eléctrico que no produce ningún tipo de gases y funciona casi como una motocicleta, pero sin contaminar el medio ambiente.

Angélica, mi compañera “sabelotodo”, saltó de emoción al entender que esta pequeña “caja gris” era la solución que habíamos estado buscando.

Al comienzo fue difícil convencer a la gente del pueblo de usar las bicicletas, pero poco a poco lo logramos.

Esto que les cuento pasó ya hace algunos años. Hoy en día, la mayoría de las personas del pueblo se desplaza en bici, y la sala del hospital dedicada a los problemas respiratorios está a punto de cerrar, ya que se acabaron los pacientes con gripa….

Por otro lado, Canarito ganó el concurso de canto ya que su trino se volvió aún más hermoso con el tiempo. Y Guffi, que ya no tiene tos, al fin aprendió la lección. Ahora, el saltarín y gracioso de Guffi nos ayuda enseñando a los demás niños y animales del barrio sobre el cuidado del agua y el aire