El bosque de Wunu
Cuento basado en el artículo: Los tienes en WUNU: Artículos ecológicos a partir de madera reutilizada.
Escrito por Karol Sofía Duarte Pinzón.
En un rincón mágico del bosque, vivía un duende curioso llamado Leo. Siempre le había preocupado la cantidad de madera vieja y abandonada que veía por todas partes y que no sabía de dónde venía. Un día, mientras exploraba el frondoso bosque, se le ocurrió una idea brillante: ¡puedo convertir esa madera en algo útil y hermoso! Pensó con emoción.
Con mucho entusiasmo, Leo decidió trabajar en una idea llamada “Wunu”. Su plan consistía en crear objetos ecológicos a partir de la madera reciclada. Cortaría, puliría y daría forma a la madera para transformarla en piezas especiales.
Leo pasó días enteros trabajando en su taller. Con sus pequeñas manos, talló figuras de animales, cajas decorativas y hasta juguetes encantadores. Cada pieza estaba llena de amor y cuidado. Por su parte, el bosque sonreía y parecía llenarse de magia con cada locura que Leo creaba. La naturaleza tomaba formas diferentes que adornaban aún más el paisaje natural.
Pronto, los amigos de Leo, como los conejitos y los pajaritos, se acercaron para ver sus creaciones. Estaban asombrados por lo que Leo había logrado.
– “¡Es increíble, Leo! ¡Estos objetos son maravillosos!”, exclamó un conejito emocionado moviendo su cola y levantando sus orejas.
Pero había alguien, en medio del bosque, al que no le gustaba esta idea. Era el rey oso. A él le molestaba que los animalitos admirasen a Leo y sus creaciones por lo que creó un plan para dañar sus trabajos. Así, con mentiras y artimañas, convenció a los pájaros carpinteros para que, durante una noche lluviosa, ellos dañaran todas las figuras y de esta forma Leo no pudiera mostrar sus creaciones a sus amigos.
Al día siguiente, mientras se dirigía a su taller, Leo oyó un repetitivo ruido “tuc, tuc, tuc” desde adentro. Al entrar encontró a los carpinteros destruyendo todo; Leo los espantó y les preguntó por qué hacían esto. Lleno de vergüenza, uno de ellos contestó: ¡nos mandó el rey oso!
Desconcertado, Leo decidió confrontar al rey oso. Al llegar, tocó la puerta y un “toc,, toc, toc” le anunciaba al rey oso la presencia de un visitante de mal humor. El rey abrió la puerta y lo dejó entrar. Leo le reclamó y le preguntó por qué hacía esto. El rey, con la mirada baja y voz tímida admitió que lo hacía por envidia. De pronto, el rey levantó su mirada y pidió disculpas sinceramente. Leo, sin pronunciar palabra, se levantó y se fue.
Tiempo después, Leo abrió una tienda en el corazón del bosque y la llamó “Wunu”. Exhibió con orgullo sus creaciones en las estanterías, atrayendo habitantes de todas partes del bosque que venían para admirar y adquirir estos objetos únicos hechos de madera reutilizada.
Pero Leo no estaba satisfecho solo con mostrar sus productos; deseaba que todos comprendieran la importancia de cuidar la naturaleza. Pensando en esto, organizó talleres en su tienda para enseñar a otros duendes y animales del bosque a crear sus propias obras de arte.
Un día, un grupo de niños humanos visitó el bosque. Estaban fascinados por las creaciones de Leo y querían aprender más sobre su emprendimiento ecológico. Leo los recibió con alegría y les contó la historia de cómo nació la idea de Wunu. Cuando les preguntó cómo habían oído hablar de él, uno de los niños mencionó que el rey oso iba por todas las casas hablando maravillas de lo que sucedía en el bosque.
Un día, un grupo de niños humanos visitó el bosque. Quedaron fascinados por las creaciones de Leo y mostraron interés en aprender más sobre su emprendimiento ecológico. Leo los recibió con alegría y les contó la historia detrás de Wunu. Los niños le contaron que habían oído hablar de él gracias a las palabras elogiosas del rey oso.
Inspirados, los niños decidieron unirse a Leo en su misión de cuidar el planeta. Juntos, visitaron al rey oso, quien los recibió con una amplia sonrisa mientras Leo lo abrazaba en agradecimiento. Después de compartir un delicioso helado y cantar canciones bajo la lluvia, Leo les enseñó a tallar, lijar y pintar la madera con colores brillantes y amigables con el medio ambiente.
De esta manera, el sueño de Leo, el duende curioso, y los niños que se convirtieron en sus aliados, se convirtió en un símbolo de creatividad y sostenibilidad en toda la región. Juntos demostraron que, con imaginación y esfuerzo, incluso los objetos olvidados pueden tener una segunda vida.
Y así, esta historia del Bosque de Wunu nos recuerda que cada pequeño esfuerzo es significativo cuando se trata de cuidar nuestro planeta y convertir las ideas en realidad.
Cuento escrito por: Karol Sofía Duarte Pinzón. Escuela Normal Superior Antonia Santos, Puente Nacional.
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