El jaguar que hizo cantar la selva
Este cuento está basado en el artículo Huellas que gritan y rugidos que callan nos llevaron al guardián del agua.

Dicen que cada selva tiene un corazón, y en la de Colombia, ese corazón rugía con fuerza.
Luka era un jaguar, y no cualquiera: era el guardián del agua y de la vida, famoso por su estruendoso rugido.
Cada vez que rugía, ¡GRRAAARR!, la selva cobraba vida: los ríos se llenaban de agua fría y los pájaros trinaban más alto, con tonos cálidos y dulces.
Los animales se sentían seguros al saber que, mientras Luka rugiera, la selva estaría a salvo.
Pero, un día, algo extraño empezó a suceder: la selva estaba callada, los ríos se empezaron a secar y todo se sentía triste. Al darse cuenta de esto, una guacamaya de plumas rojas y azules llamada Yuma alertó a todos los animales de la selva con su canto: ¡KRAA! ¡KRAA!
-¡Amigos, amigos! -exclamó- Algo malo le sucede a la selva.
Al escucharla se reunieron monos, tucanes y hasta un oso perezoso llamado Pipatón. Al verlos Yuma dijo.
-Debemos encontrar a Luka- dijo con firmeza.
-Yo no lo he visto cazando en la rivera- dijo un mono
-Ni caminando en las noches- agrego un tucán
Para encontrarlo, se dividieron para recorrer la selva, algunos siguieron el río, otros trepaban árboles y las aves se encargaron de llevar el mensaje a todos.
-¡Luka, Luka! ¿dónde estás? – gritaban todos.
Un viejo tigre llamado Balam se encontraba solo cuando escuchó pisadas misteriosas… tap, tap, tap, tap… al seguir el sonido encontró a Luka acostado bajo un gran árbol, con los ojos entrecerrados.
– ¿Qué te sucede?- Le preguntó Balam.
Pero Luka apenas podía gruñir -GRRR-, su garganta estaba seca y débil. Había pasado demasiadas noches sin rugir porque el humo de la quema de la selva lo había enfermado, el aire contaminado le irritó la garganta y el esfuerzo por cumplir su promesa de proteger la selva lo había debilitado aún más.
Al darse cuenta de esto, Balam llamó a los demás. “Vengan rápido, lo he encontrado”.
Cuando todos llegaron, Pipatón quien conocía todos los secretos de las plantas medicinales les indicó que debían encontrar para crear una medicina natural que ayudará a Luka.
Todos los animales se encargaron de llevar, flores medicinales, hojas frescas y agua de la poca que aún quedaba en el río.
Los monos saltaron de árbol en árbol trayendo hierbas, los tucanes cargaron las flores y hojas frescas en sus picos y Yuma voló hasta el río para llevar el agua fresca.
Luka, después de tomar la medicina cerró los ojos y descansó, pasaron algunos días en los que sus amigos animales cuidaban de él y le llevaban alimentos. Hasta que un día luka soltó un fuerte rugido ¡GRRAAARR! y toda la selva cobró vida de nuevo.
Los animales festejaron, y aprendieron la importancia de Luka en su vida y en su hogar la selva ya que su presencia mantenía el orden entre los animales y aseguraba que los ríos siguieran fluyendo.
Entendieron que proteger a Luka era protegerse a ellos mismos y su futuro en la selva
Información del cuento
Este cuento fue escrito por María José Montoya Merchán - Programa ATILA 2025.
Imagen de portada generada con Gooogle Gemini.
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