Aventuras bajo las estrellas
Basado en el artículo: Hotel con un billón de estrellas: Una nueva alternativa de turismo en donde la ciencia también se disfruta
Escrito por: Mariana Siza

– ¡Brrr! ¡Qué frío está haciendo! – cuando decía esto me temblaban los dientes.- Mmmm…Como me encanta observar el amanecer desde mi ventana mientras saboreo mi café.
¡Hola! Soy Diego, una hormiga que ama la naturaleza. Sin embargo, me preocupaba que las demás hormigas no compartieran con la misma intensidad mi pasión por el medio ambiente. Incluso mi familia parecía haber olvidado su importancia.
Un día, pensé que sería genial tomar vacaciones familiares para explorar y aprender a cuidar la naturaleza. Quería reavivar esa chispa en ellos. Así que convencí a mi hermana Valentina y a mis sobrinos Samuel y Matías para embarcarnos en una emocionante aventura.
Les contaré un poco de ellos. Valentina es la hormiga más sociable de todas, Samuel es muy curioso, siempre con anteojos, gorra y mil preguntas. En cambio Matías es un torbellino lleno de energía con una gran sonrisa.
Emocionados, partimos temprano en la mañana hacia un lugar mágico llamado Campo Karst en Zapatoca, el municipio donde nací. Al llegar, notamos que una extraña oscuridad cubría el lugar. En búsqueda de respuestas, visitamos a nuestro amigo Óscar, un pez que vivía en la cascada La Lajita.
Cuando llegamos, nos encontramos con una escena muy extraña. Las aguas de la cascada, que solían ser alegres y bulliciosas, ahora estaban en un profundo silencio. Óscar, con una mirada triste, nos contó lo que estaba pasando. Resulta que algunas hormigas malvadas habían llegado en busca de una piedra mágica.
Woooow, ¡una piedra mágica! – dijo Matías emocionado
– ¿Qué poderes tiene? – Preguntó Samuel
Quien posea esa piedra, tendrá el poder sobre este maravilloso lugar – respondió Óscar – Hemos buscado por toda la cascada, pero no la encontramos.
Determinados a ayudar, decidimos aceptar la misión: encontrar la piedra antes que los intrusos y proteger el hogar de todos los animales que dependían de su magia.
Nuestra búsqueda nos llevó a explorar la cueva del nitro, donde pronto nos enfrentamos a un misterioso aleteo en la penumbra “frrr, frrr”.
Mis sobrinos, presos del susto, se refugiaron detrás de mí, pensando que era un monstruo. Pero pronto descubrimos que era un murciélago que conocimos de pequeños.
—¡Juan! Estamos aquí abajo, necesitamos tu ayuda —gritó Valentina.
¡Que agradable verlos de nuevo! – respondió Juan al descender.
Estamos buscando una piedra mágica, ¿de casualidad la has visto? – preguntó Matias entusiasmado.
Jum, la verdad ya la he buscado en la cueva pero no está – dijo Juan con expresión sombría.
Si encontramos la piedra, ¿qué podemos hacer con ella? ¿Cómo protegemos Campo Karst?- Preguntó Samuel intrigado.
Si la hayan, deben entregársela a los árboles, los guardianes del lugar. Ellos, con la piedra mágica en sus raíces, devolverán la felicidad de nuestro hogar. – Respondió Juan con una chispa de esperanza en sus ojos.
Así, continuamos explorando los sitios cercanos, pero no tuvimos éxito. Al atardecer justo cuando empezábamos a desmotivarnos, una hermosa ave azul, descendió de los cielos.
¡Hola a todos! – declaró la brillante ave – Soy Blanca, una tangara real. He notado su amor por la naturaleza y su determinación. La piedra mágica fue robada por malvadas hormigas, y la traje de vuelta a esta tierra para que alguien como ustedes la entregue a los guardianes.
Blanca nos entregó una roca muy brillante y se perdió en la inmensidad del cielo.
- ¡Yujuuu! Lo hemos logrado – gritó Matias.
Valentina emocionada nos dio un abrazo a todos, y me di cuenta que así como la piedra era la magia de Campo Karts, mi familia era la magia más preciada para mi. Felices, devolvimos la piedra a los guardianes y el lugar cobró vida con colores y movimiento.
Todos nos reunimos para celebrar la victoria. Y al contemplar el cielo estrellado, comprendimos que no necesitábamos un hotel de cinco estrellas cuando tenemos un cielo brillante, con un billón de estrellas.
Cuento escrito por: Mariana Siza.
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