La última gota y el último suspiro

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Una mañana, en la que el sol como todos los días, enciende sus rayos y penetra en cada rincón de los océanos, bosques y ciudades, la cascada frente a la modesta casa de una pequeña oruga dejó de cantar su melodía de agua fresca. También se observa que hay muchos animales que están recogiendo agua de este hermoso sitio. Iris, la pequeña oruga que habita en un tronco viejo y húmedo, se preocupa y decide salir en busca de alguna respuesta para la situación que está presenciando.

 

Sola, recorre días de camino hasta llegar al río que le da origen a la hermosa cascada, cuyas aguas, meses atrás, rugían con tanta fuerza y vitalidad que arrastraban todo a su paso. Iris observa que a su lado hay una cueva de hormigas y decide acercarse con mucho cuidado y prudencia tocando a la puerta “toc, toc”. Carlota, la reina de las hormigas, abrió la puerta y con una sonrisa cálida, le dio la bienvenida.

 

  • Es un gusto conocerte, hermosa oruga. Mi nombre es Carlota y llevo años habitando esta zona junto a mis hijas, ¿En qué puedo ayudarte?

 

Iris, al escuchar a Carlota, percibe que se encuentra triste y melancólica, así que decide preguntarle:

 

  • ¿Estás bien? Te noto triste, ¿puedo ayudarte?

 

La reina de las hormigas respondió con un suspiro:

  • bien, es solo que últimamente hemos sido testigos de la muerte de muchos peces que habitaban el río frente a ti.

 

Iris nota de una vez que el río se está secando, pero también se preocupa al escuchar lo que dice la reina Carlota.

 

Iris comprendió de inmediato que el río se estaba secando, y que, a causa de eso,  la cantidad de agua que caía de la cascada ha disminuido. Juntas deciden salir a dar un paseo por esta parte del bosque. Al ver a su alrededor, Iris pronuncia “Pero ¡qué está pasando!” y continúa lamentando la horrible situación que están viviendo los animales.

 

Carlota le explicó que todos los animales estaban siendo afectados por la disminución de agua en sus hogares y que los rumores indicaban que, en el mundo humano, el desperdicio de agua era cada vez mayor y por eso el agua se había convertido en un recurso escaso.

 

  • ¡Ay, discúlpame, que mal educada soy, no me he presentado! ¡soy Iris!

 

La reina Carlota  sonrió amablemente y le preguntó:

 

  • ¿Qué te trajo hasta aquí?

 

Iris le cuenta la situación que está ocurriendo en el lugar que vive y subrayó la falta de empatía y responsabilidad ambiental que tiene la especie humana. En su recorrido, observaron que hay muchos árboles quejándose al ver a sus familiares talados, que las plantas no florecen y que mueren rápidamente y que muchos animales han dejado su hogar en busca de uno con más agua para sobrevivir.

 

En medio de la tristeza que compartían, Carlota pronunció unas palabras que se grabaron en el corazón de Iris: “El día que quede la última gota de agua, será el día que los seres vivos exhalarán su último suspiro”.

Cuento escrito por: Juana Granados, 11º, Colegio Trinidad Camacho Pinzón.

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