Disminuir el CO2 en la atmósfera: uno de los retos de Andrea Ramírez

¿Quién es tu profesora o profesor favorito? ¿El de Matemáticas? ¿La de Español? ¿O tal vez la de Biología? La mía era la de Español, una mujer muy dulce a la que se notaba la pasión que tenía por la literatura. Te pregunto esto porque nuestro proyecto de vida usualmente está influenciado por nuestro docente favorito.

Así le pasó a Andrea Ramírez, la protagonista de esta historia. Ella admiraba profundamente a su profesora de Química, por eso, cuando llegó a la universidad decidió encaminarse hacia esa profesión que mezcla la lógica de las matemáticas con la magia de la naturaleza: la Ingeniería Química.

Así transcurrieron sus años entre los pasillos y salones de la Universidad Nacional de Colombia, que se alza sobre el frío y neblina de Bogotá. Después de recibir su diploma como ingeniera química, su destino profesional la llamaba hacia un país pequeño pero próspero en Europa, reconocido por sus extensos campos de tulipanes: Holanda. Desde allí y como veremos, ella se dedica a que las tecnologías del futuro sean lo más amigables posibles con el medio ambiente.

El timón de la vida te lleva a lugares sorprendentes

Andrea cruzó el océano para llegar al país de los molinos en donde obtuvo una beca para su doctorado en eficiencia energética, que era el enfoque al que quería dirigir su carrera profesional.

Sin embargo, la vida la llevó por otros lares. Al finalizar el doctorado, la buscaron para que hiciera parte del programa nacional de Almacenamiento y Captura de Dióxido de Carbono de Holanda. “No es tu área de doctorado, pero podrías intentarlo”, le dijeron, así que Andrea dio el salto y se aventuró. No hubo arrepentimientos, ya que con esto se dio cuenta que le apasionaba todo lo relacionado con el tema de emisiones.

Es así como Andrea también encontró su amor por la docencia y la investigación, a tal punto que fue contratada como profesora de la Facultad de Ciencia de la Universidad Tecnológica de Delft, en el Departamento de Ingeniería Química. 

Precisamente, uno de los momentos que más rememora es la ceremonia de nombramiento como “full professor”. Fue como un sueño, y aún siente las mariposas de felicidad que aleteaban cuando entró al aula principal y la recibió el rector de la universidad. El momento más crucial fue cuando dio una clase de 45 minutos con sus planes y objetivos, teniendo como testigos a otros profesores, alumnos y, lo más importante, su familia.

Algunos pensarán que Andrea es la favorita de Dios, ¿no? No obstante, el camino ha estado lleno de uno que otro obstáculo que la han hecho tropezar, o mejor dicho, ser más cuidadosa con sus pasos.  Entre estos, Andrea vio ante ella el abismo de la diferencia cultural y lo que esta le exige para cumplir sus metas.

Aunque en Colombia hay muchos matices en las costumbres, en Holanda estos contrastan más, ya que hay personas de diferentes partes del mundo, con distintas creencias, pensamientos y formas de actuar. Algunos gestos o expresiones de Andrea podrían ser incómodos, haciendo que se sintiera bloqueada a la hora de interactuar con los otros. Pero supo manejarlo con el tiempo, siendo consciente de la belleza que hay en las diferencias.

La guía en el camino de los héroes

Ahora te preguntarás, ¿cuál es la innovación o idea revolucionaria que nos tiene Andrea? Porque, claro, aquí siempre les traemos iniciativas de colombianos que salvan al mundo de la contaminación y ella no es la excepción del caso. Ella desarrolla y aplica metodologías que evalúan tecnologías para que, antes de que se masifiquen por todo el mundo, estas se diseñen tratando de mantener un equilibrio con el ambiente. En esta vía, Andrea acompaña a innovadores haciendo que sus nuevos procesos no sólo sean más eficientes, sino que impacten lo menos posible en el planeta.

Para ponerlos más en contexto, quiero que piensen en los maestros de los grandes héroes, como el maestro Yoda, quien entrenó a Luke y le compartió sus conocimientos que lo convirtieron en un Jedi. Otro que se me viene a la mente es Dumbledore, el anciano mago que destilaba sabiduría y fue un referente para el hechicero que marcó nuestra infancia: Harry Potter.

Andrea es una especie de Dumbledore o Yoda, ya que, junto con un equipo de nueve estudiantes de doctorado y tres investigadores, ayudan a las personas a que sus innovaciones tengan un impacto positivo en el medio ambiente, o en su defecto, ayuden a disminuir las consecuencias negativas que puedan tener en la naturaleza. En términos coloquiales, son aquellos buenos consejeros para que todo salga bien, es decir, son evaluadores de las tecnologías antes de que estas sean usadas por las empresas.

Por eso, el equipo de Andrea está conformado por profesionales de distintas áreas como ingenieros, físicos, químicos, sociólogos, psicólogos, entre otros, los cuales aportan una visión más amplia para el desarrollo de las diferentes innovaciones.

En pocas palabras, cualquier persona o empresa que está desarrollando alguna tecnología, corre hacia el laboratorio de Andrea a pedir ayuda para elaborarla de la mejor forma. Allí se realizan diferentes análisis alrededor de las innovaciones, estudiando distintos factores, como la forma en la que va a funcionar, el uso que se le dará en la sociedad, la inversión que se realizará y las posibles ganancias que se podrían obtener. Así mismo, hacen una valoración de aspectos como la energía que pueden consumir, la generación de residuos o emisiones contaminantes, el consumo de recursos naturales y otros elementos que terminan afectando las condiciones ambientales.

El estudio de las innovaciones puede durar un año o hasta más, esto depende de la complejidad de cada proyecto, ya cada uno, en su forma, es único, por lo que comprende diferentes posibles impactos en los distintos ámbitos sociales, políticos, ambientales y económicos.

Andrea ha sido testigo del crecimiento de muchas innovaciones. Las que más les causan fascinación son aquellas sacadas del mundo onírico de algún científico disruptivo. Sí, mis lectores, tecnologías que intentan capturar el dióxido de carbono, retirarlo de la atmósfera y convertirlo en materia prima para elaboración de diferentes productos

Han sido varias las ideas que se han ganado el corazón de nuestra ingeniera. Una de estas es la proteína para animales a partir de CO2. No puedo darte detalles de cómo se hace esto (es un secreto científico), no obstante, algo que te puedo mencionar es que esta iniciativa es una opción que podría llevar al mundo a que no se establezcan grandes extensiones de monocultivos para producir alimento para animales, sino desde otro enfoque, usar el CO2 que está en la atmósfera para producir este alimento. Si esto se diera, por ejemplo, se podrían reducir las grandes plantaciones de soya, que cuando se realizan con malas prácticas agrícolas, son responsables de la deforestación, el gasto de agua y degradación del suelo.

Pero esta no es la única, ya que las ideas increíbles son tan abundantes como los peces en el mar.  Otra innovación son las fibras de carbono (cuya elaboración parte del CO2), que podrían reemplazar al acero. También está el proyecto de elaborar metanol que podría funcionar como combustible para diferentes medios de transporte, ¡como los barcos! Así, es posible ir mermando el uso de aquellos que están hechos a base de petróleo.


¿El enemigo mortal del planeta? Los gases de efecto invernadero

En el tapiz celeste de nuestro planeta, el dióxido de carbono (CO2) se ha convertido en un hilo oscuro que teje la trama del cambio climático; el fenómeno más peligroso que ha enfrentado nuestro hogar. Este gas invisible se genera como consecuencia de distintos procesos naturales, sin embargo, actividades como la quema de combustibles fósiles y la deforestación son los directores de esta sinfonía en donde el CO2 se ha convertido en un protagonista con demasiada presencia en nuestra atmósfera.

De esta manera, el dióxido de carbono es uno de los personajes principales entre los gases de efecto invernadero, responsables de atrapar el calor solar en la superficie terrestre, creando un escenario catastrófico en donde los cambios climáticos drásticos destruyen el equilibrio y la armonía de la naturaleza.

Precisamente, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) advierte sobre las consecuencias de este aumento: glaciares que se desvanecen, océanos que se acidifican y fenómenos meteorológicos extremos que se vuelven más frecuentes. Hay un futuro incierto para la vida en la Tierra, y eso nos incluye a nosotros.

Si quieres datos más tangibles, aquí te los doy: de acuerdo con la plataforma Statista, en el 2023 los niveles de CO2 superaron las 421 partes por millón (ppm), frente a las 317 ppm registradas en 1960. Esto es más alto que en cualquier otro momento en los últimos 800,000 años. Además, según National Geographic, los niveles de CO2 son los más altos jamás registrados, y su incremento constante amenaza con redibujar la historia de la vida en la Tierra tal como la conocemos. 

Pues bien, el grupo de trabajo de Andrea, entre otros campos, ayuda a evaluar tecnologías del futuro que permitan tomar este CO2 y usarlo como materia prima. Si me preguntas, ¡esto es de locos!

Encuentra a tu Andrea

“No tienes que solucionar el futuro desde cuando tienes 18 años, porque no sabes para dónde irás. Lo que tienes que hacer es hacer lo que te parece bien, con convencimiento y aprovechar la oportunidad del presente”, fue uno de los consejos de Andrea que más nos impactó en su conversación con ella, el cual se lo ha dado a sus hijos y estudiantes, convirtiéndose en un importante referente para ellos.

Así como su profesora de Química fue su guía para trazar su camino, Andrea ahora ayuda a los innovadores a que su proyecto florezca de la mejor manera, y también a que sus alumnos tengan una visión más clara de su presente. Todos necesitamos una Andrea en nuestras vidas, un maestro o maestra que nos ayude a moldear nuestro camino, y así convertirnos en salvadores del planeta.

Tu Andrea puede estar en tu profesor, profesora o en tus familiares. Así que busca la sabiduría de las personas que te rodean, permite que te enseñen todo lo que saben para que así puedas crecer personal y profesionalmente.


Entrevistada: Andrea Ramírez
Profesora en la Universidad Tecnológica de Delft
Escrito por: María Lucía Sarmiento Rojas (Semillero ALUNA)

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