Entra en el papel. Estás en un mundo post-apocalíptico donde se evidencia la escasez de combustibles fósiles, el colapso ambiental te lleva a la urgencia de buscar alternativas sostenibles y así dejar de lado nuestra dependencia hacia el petróleo. No lo veas como algo que no pueda pasar, porque todo es posible y, si no tenemos alternativas diferentes, el medio ambiente se vería devastado. Te miras y lo único que puedes hacer es actuar como un héroe, como las personas de las que te voy a hablar. Ellos decidieron hacer un ‘stop’ a esta problemática aportando su grano de energía renovable para un mundo mejor. Sigue leyendo y adéntrate en este increíble emprendimiento.
La necesidad de hacer el cambio y no esperar a que se haga
Nos remontamos a la época de pandemia. Eran momentos difíciles donde las personas tenían incertidumbre del futuro y sus ganas de emprender se nublaba. Sin embargo, en Barrancabermeja no fue así. Marco Bustamante y sus compañeros soñaban con un planeta diferente. Inicialmente pensaron en una aplicación digital para atender domicilios dentro de su ciudad. Aunque era buena idea, a ellos no les convencía porque querían algo más cercano al medio ambiente. Una idea posterior fue generar madera plástica, pero en medio de su búsqueda llegaron a la conclusión de que por este camino se perdía gran parte del material reciclado. Esto lo llevó, en medio de una lucha por transformar, a la idea de convertir residuos plásticos en energía renovable. ¿Te imaginas que tienes botellas plásticas, las introduces en una máquina y al otro lado sale combustible? Eso fue lo que ellos se imaginaron.
El verdadero reto
De allí surgieron los primeros obstáculos, ¿cómo emprendemos esta idea de negocio?, ¿dónde se harán las primeras muestras?, ¿tendremos una planta para este emprendimiento dónde? Para comenzar, tuvieron el apoyo de capital privado, personas que desde un principio vieron ese potencial de triunfo y ayudar el medio ambiente. Las primeras muestras de su producto las hicieron en un laboratorio de la ciudad y los frutos iniciales surgieron a mediados de 2021. Eran aproximadamente las 7 de la noche cuando vieron el primer litro de su nuevo combustible sintético. Era tanta la felicidad que todos se sentaron en silencio rodeando el frasco, preguntándose ¿y ahora qué? Fue el papá de Harold quien, con asombro y orgulloso de su hijo, rompió la duda y decidió probarla en la motosierra. ¡Funcionó! Eran tal las ganas de estos jóvenes que no se quedaron de brazos cruzados. Con mucho esfuerzo, Harold junto a Edgar tomaron cartas en el asunto, prometiendo que con dedicación iban a dar el paso siguiente, construir una planta de producción.
Y así fue. Meses después crearon Bio-Syngas en la cual han concentrado todo su esfuerzo e interés. Como el mismo Harold y Marco dijeron “Aquí hacemos de todo, y hasta servimos el café” refiriéndose a que todos los integrantes sienten plena responsabilidad, dejando a un lado los cargos formales.
Bio-Syngas cuenta con un proceso en el cual se utiliza polietileno de alta y baja densidad que se puede encontrar normalmente en tapas de envases plásticos. Este se carga en un reactor, se coloca el sello hermético y se tapa, para lograr la magia de la transformación. Posterior a sellar muy bien, el reactor alcanza una temperatura aproximada a los 500 °C, en donde se empieza a obtener el combustible cuando la temperatura llega a los 160°C. El tiempo de este procedimiento varía dependiendo la temperatura que se le aplique al reactor. Por ejemplo, si se aplican 500 °C a aproximadamente 3 kilos de plástico, el proceso tarda un promedio de dos horas. Al final lo que se obtiene es un líquido que llamamos combustible sintético y que puede usarse en cualquier tipo de motores.
Existe la planta que por ser prototipo es alimentada por electricidad a 220 voltios, pero la planta principal funciona a gas, retroalimentando al reactor en un 30%, lo que reduciría el consumo de gas usado para el procedimiento.
No todo es color de rosa
En el proceso de despegue en Bio-Syngas se presentó un obstáculo que en su momento hizo que se nublaran las aspiraciones. A mediados de 2022 unos potenciales clientes les hicieron adquirir compromisos de palabra y desaparecieron sin cumplir con su parte, lo que los dejó con 3 o 4 meses de trabajo en las manos. Debido a esto, tuvieron que despedir a algunos trabajadores, entre ellos Harold, quien tuvo que ubicarse en otras actividades laborales. Pero todo esto les ayudó a adquirir experiencia.
Después de la tormenta llega la calma. Su lema es insistir, persistir y nunca desistir, lo cual ha llevado a que logren metas como establecer su cámara de comercio, ser una idea viable para la comunidad y lograr alianzas con empresas que también quieren ayudar al medio ambiente.
La amarga verdad
Imagina un mundo donde las playas paradisíacas están cubiertas de botellas y bolsas de plástico, donde los ríos son canales de basura y donde el aire que respiramos está contaminado con microfibras invisibles. Esta es la cruda realidad a la que nos enfrentaremos si no actuamos de inmediato. El plástico invade nuestros océanos, asfixia a la vida marina y contamina nuestros suelos y aguas.
Con el desarrollo de este emprendimiento se van a tener que enfrentar muchas críticas como que convertir el plástico en combustible es como intentar curar una enfermedad crónica con un simple analgésico o que no estamos resolviendo el problema, solo lo estamos postergando.
Por último, solo me queda decir que somos como las piezas de un gran rompecabezas, cada uno con su forma única y su historia particular. Juntos, podemos crear una obra de arte que refleje un mundo donde la naturaleza y nosotros seamos uno solo. Imaginemos un futuro donde nuestros hijos puedan disfrutar de los mismos paisajes que nosotros disfrutamos en nuestra infancia.
Entrevistado: Marco Bustamante, Harold Álvarez
Productores de Bio-SyGas
Escrito por: David Felipe Martínez Santamaría (Semillero ALUNA).
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