Vida y naturaleza, lo mismo por cuidar

Escrito por Nicol Cruz

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Érase una vez un bosque mágico y hermoso. Allí existían diversos tipos de árboles que contaban con el cuidado de los animales, quienes también disfrutaban vivir en ese paraíso. Pero entre los árboles, el más importante de ellos era el Árbol Ancestral, que se convertía en el centro y fuente de todo el bosque.

Lamentablemente, un grupo de humanos llegó al bosque con muy malas intenciones, y armados, empezaron a arrasar con los árboles del bosque sin pensar en el daño que ocasionaban. “¡Crash!” “¡crash!” hacían los árboles al caer.

Los animales, atemorizados, huyeron a sus refugios sabiendo que los humanos fueran conscientes de que también ellos sufrirían las consecuencias de estos actos.

 

Entre los animales, se encontraba un viejo pero sabio Zorro llamado Diego, que al igual que el resto, no podía soportar que los humanos destruyeran el bosque, así que Diego decidió tomar acción y convocó a todos los animales a una reunión en el Árbol Ancestral, donde propuso un plan para salvar su hogar.

“Debemos trabajar unidos para proteger los árboles” dijo Diego, alentando al resto.

“Puaj! Es imposible, los humanos no nos van a escuchar” intervino un pequeño monito muy angustiado.

“No perdamos la fe, haremos lo siguiente” dijo Diego con mucha seguridad.

 

 Mientras Diego lograba hablar con los humanos, el resto de los animales se ofreció a plantar nuevos árboles, unos a cuidar y limpiar el bosque, y otros a recolectar y reciclar los árboles muertos o arrastrados por el río para ofrecerlos a los humanos y así no talaran los vivos. 

Finalmente, Diego, con gran astucia y convicción les habló a los humanos del daño que estaban causando al ecosistema, ofreciendo a su vez los árboles ya muertos para no causarle daño a nadie. 

“Humanos, espero entiendan nuestra preocupación por nuestro bosque y acepten este trato que nos puede beneficiar a todos” dijo Diego con tono sereno.

“Mi nombre es Marcus, y déjame decirte zorro, que tomaremos encarecidamente los árboles que nos ofrecen, pero aun así estos no serán suficientes” habló quién era al parecer el jefe al mando.

 Diego, muy triste e inconforme intento dialogar con los humanos, pero estos solo terminaron ignorándolo. Sin más, le informo a todos los animales lo sucedido y no tuvieron de otra que marcharse antes de que la situación empeorará. 

Los humanos sin darse cuenta de su error talaron sin dar abasto, hasta que fue notoria la ausencia de los animales. Solos y arrepentidos, comprendieron su egoísmo y que, sin los animales, nuevos árboles no podrían crecer, quedando prácticamente sin nada.

 

“¡Oh no! Pero que hemos hecho, los animales nos lo dijeron y aun así lo arruinamos” dijo Marcus abrumado.

“Aún no es tarde, podemos remediar nuestro error” habló uno de sus compañeros.

 

Casi que inmediatamente, empezaron a plantar nuevos árboles y a reciclar los árboles muertos, volvieron a recomponer el bosque y buscaron a los animales para que volvieran a él. Después de mucho trabajo, los animales los perdonaron.

“Estamos muy arrepentidos y somos conscientes ahora de nuestras acciones, espero que nos puedan perdonar” habló Marcus en nombre de todos los humanos.

“El bosque y la naturaleza ya pueden estar tranquilos, ya que cada uno aprendió su lección” dijo Diego en nombre de la vida.

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