El sueño del oso polar

Cuento ganador del primer concurso intercolegial de cuento ALUNA.

Escrito por: María Ángel Pabón Peña

antarctic-g6dd2b9789_1280

¡Hola! Soy un oso polar llamado Santiago y te contaré mi historia. Todo comenzó una mañana, estaba haciendo algo de calor, lo cual era un poco raro, me percaté de que el sol era un poco más fuerte, aún así, salí a conseguir comida. Cacé una foca y siete pescados. ¡Ummm! Tenía mucha hambre, así que fui a la casa de mi amiga María Ángel para comer juntos.

“Hola, María Ángel, buenos días” la saludé lleno de energía, pero ella apenas levantó su cabeza para mirarme

 “Me siento algo mareada…” murmuró con desaliento

Para animarla decidí darle tres de mis pescados y la cola de la foca 

“Gracias…”dijo ella suspirando. “Me siento un poco mejor”.

“Es un día un poco caliente y no es normal” le dije.

“Apenas son las 9:30…hace mucho calor para ser tan temprano”.

“Tienes razón, vamos a buscar a Michael, él debe saber algo” propuse, así que fuimos a donde Michael, un oso polar científico, el más inteligente del polo norte.

Cuando llegamos, Michael miraba al sol con mucha preocupación, así que le preguntamos lo que estaba sucediendo.

“La temperatura desde hace una semana está desequilibrada, todos los osos se están enfermando y el hielo se está derritiendo. Todo es por culpa de esos monstruos” respondió con rabia.“¿Qué monstruos?” preguntó María Ángel

“¡LOS HUMANOS!” le respondió furioso como una tormenta. “Esos gases que emiten las máquinas de estos engendros hacen que la temperatura aumente”. 

“¿No están haciendo nada para no hacernos daño?” pregunté.

“Casi nada” respondió Michael con indignación. “Vayan a sus casas…trataré de encontrar una forma para resolver esto”.

Obedecimos y nos dirigimos primero a la casa de María Ángel. Mientras caminábamos, me hice muchas preguntas que me preocupaban: ¿nuestro hogar desaparecerá? ¿a dónde vamos a ir? ¿se acabará la comida? Estaba tan asustado que quise llorar, pero me contuve para no preocupar a mi amiga.

Pero cuando llegamos, nos encontramos con una escena horripilante…¡La casa de María Ángel estaba derretida! Mi amiga se echó a llorar en ese momento.

“¡Ay, no! ¿Dónde dormiré? ¡Ya no tengo casa!” sollozó mi pobre amiga.

“Tranquila, puedes dormir en mi casa” la tranquilicé, así que fuimos a mi casa y le guardé un espacio para que ella durmiera.

“¿Crees que todo se solucionará?” me preguntó mientras estábamos acostados.

“No lo sé…” respondí con pocas esperanzas.

“Buenas noches, amigo” me dijo y yo también le deseé una linda noche.

De inmediato me quedé dormido, estaba demasiado cansado. Soñé que estaba sobre un iceberg, y a lo lejos distinguí una figura extraña, porque caminaba sobre sus dos patas y no tenía pelaje. “¿Qué animal camina sobre dos patas?” me pregunté. Pero lo que más me preocupó era que no tenía pelaje, ¡con ese frío iba a congelarse!.

“¡Oye! ¿Estás bien?” lo llamé, así que el otro animal se acercó a mí hasta que estuvimos cara a cara.

“¡Eres un oso parlante!” dijo asombrado.

“¡Por supuesto que hablamos!” respondí un poco ofendido. “¿Y tú qué eres? Nunca había visto algo como tú por acá?” le pregunté.

“Soy un humano.”

“Ah, entonces ustedes son los que están acabando con nuestro hogar” le eché en cara. pero él se vio muy sorprendido.

“¿Cómo? ¿Por qué dices eso?” preguntó con mucho asombro.

“Los gases que ustedes emiten hacen que haya mucho calor y nuestro hogar se está derritiendo”.

“¿Y cómo puedo ayudarte? ¡Tú hogar no puede desaparecer!”

Pero en ese momento me desperté y no pude responderle al humano. “¡Qué sueño tan extraño!” me dije a mi mismo, entonces desperté a María Ángel para contarle.

“El calor ya te está volviendo loco” me dijo.

“No creo que esté loco…voy a ir a preguntarle a Michael cómo se podría solucionar esto”. Entonces salí de mi casa, pero casi todo el hielo que estaba alrededor se había derretido. Solo habían trozos de hielo flotando en el agua, así que salté en cada uno de ellos hasta llegar a la casa de mi amigo.

“Fiuuu” suspiré al llegar, estab agotado, el calor era insoportable.

“Las cosas han empeorado” me dijo Michael en cuanto me vio.

“Eso vi, ¡ya no queda casi hielo por mi casa! Pero, si los humanos son responsables, ¿cómo podrían solucionarlo?” le pregunté lleno de curiosidad.

Michael se quedó pensativo por unos minutos, hasta que el bombillo iliminó su cabeza y respondió:

“Deben dejar de usar combustibles hechos de petróleo…eso ayudaría mucho, pero dudo que encuentren otra forma de crear energía”.

Me devolví a mi casa saltando entre los trozos de hielo, casi me caigo un par de veces, ¡qué miedo! Pero llegué a mi casa. “Brrrrr” sonaba mi barriga, estaba hambriento.

“Santi, cacé algunos peces…pero no hay muchos” me dijo María Ángel, que había cazado tres peces, así que cada uno se comió uno y medio.

Esa noche me dormí temprano, el calor me exprimía las energías. Otra vez soñaba que estaba en un iceberg, y ahí se encontraba el humano.

“¡Oso polar que habla! Te estaba esperando, no me respondiste” dijo a lo que me vio.

“Primero, mi nombre es Santiago, y segundo, deben cambiar sus combustibles de petróleo” respondí.

“¿Y cómo voy a hacer eso?” me preguntó, yo puse los ojos en blanco, irritado.

“¡No lo sé! Piensa tú” le dije.

“¡Ay! Qué amargado, tómate un cafecito”.

“¿Qué?” pregunté confundido, no sabía que era un café.

Desde esa noche no volví a soñar con ese molesto humano, pero algo muy bueno pasó, y es que la temperatura empezó a disminuir hasta ser tan fría como antes. Claro, nuestro hogar no estaba como antes, pero al menos no se iba a destruir por completo.

“¡Vaya! Lo que uno tiene que ver, hace dos meses hacía un calor insoportable y ahora todo está de vuelta a la normalidad” comentó María Ángel un día que estábamos comiendo en la casa de Michael.

“Unas ballenas me contaron que un pajarito les dijo que un humano había logrado que todos usarán otra cosa como combustible, para que dejaran el petróleo a un lado” contestó Michael.

“¿Con qué cosas reemplazó al combustible?” pregunté.

“Algo llamado cascarillas de café, creo…” respondió Michael muy dudoso.

“¿Café? ¿Qué es eso?” cuestinó mi amiga.

En ese momento supe que esos sueños no eran solo sueños, y supe que ese humano molesto había salvado a nuestro hogar. Jamás supe su nombre, pero le estaré eternamente agradecido.

El cuento aún no acaba, la idea de todo esto es que nos concienticemos de que los osos polares están en vía de extinción. Algunos científicos han dicho que estos morirán en 2022, los hechos que aparecen en este cuento no son falsos, son reales, esta es una realidad que nunca habíamos visto más claramente reflejada, la vida de estos animales es dura, ayudemos a facilitársela.

Gracias querido lector por tomarte el tiempo y dedicación de leer este cuento.

 

 

Cuento escrito por: María Ángel Pabón Peña

Top
Ir al contenido